La seguridad digital en tiempos de inclusión: un asunto de factor humano

La seguridad digital no depende únicamente de un software. La clave está en el factor humano, en las personas que utilizamos y convivimos con las herramientas digitales. Esto ocurre porque no es la tecnología la que impone barreras, sino la forma en que interactuamos con ella.

Planteada esta primera cuestión, ¿qué sucede con las personas con discapacidad y su vinculación con la seguridad informática? La inclusión no es solo una cuestión de tecnología; es el apoyo, la paciencia y la disposición de las personas lo que crea entornos digitales accesibles y seguros.

A menudo se asume que las personas con discapacidad intelectual enfrentan mayores desafíos para usar tecnología, pero la realidad es que muchas de ellas la manejan de manera fluida y natural. Sin embargo, las características propias de las redes sociales y las plataformas digitales, con algoritmos que priorizan la exposición y la viralidad, las colocan en situaciones de mayor vulnerabilidad, especialmente durante la infancia y la adolescencia.

Muchos padres de adolescentes con discapacidad intelectual sufrimos el temor de que sean víctimas de engaños o abusos en línea. Estas personas, al igual que cualquier usuario, pueden ser blanco fácil de fraudes y manipulación, lo que genera una preocupación constante sobre su seguridad en el entorno digital.

No debemos subestimar el impacto de la educación en la seguridad digital. Las capacitaciones dirigidas a personas con discapacidad y a las personas de su entorno no solo deberían centrarse en el uso básico de las herramientas tecnológicas, sino también en estrategias de reconocimiento de riesgos y respuesta ante amenazas.

El desafío es doble: por un lado, garantizar que la información sobre ciberseguridad sea accesible y clara para todos, y por otro, fomentar una cultura digital que permita identificar comportamientos sospechosos y tomar medidas preventivas en entornos virtuales.

Damián Dibenedetto

Damián Dibenedetto

Seguridad digital: no solo se trata de tecnología

En el ámbito laboral, el factor humano también juega un rol crucial. Afortunadamente, muchas empresas están implementando programas de inclusión laboral para personas con diferentes tipos de discapacidad.

Es vital que no solo enfoquemos nuestros esfuerzos en cómo la tecnología puede apoyar este proceso, sino también en preparar a los equipos de trabajo para que jueguen un rol activo en la integración segura de estas personas.

La seguridad y el bienestar en el trabajo no dependen solo de la tecnología utilizada, sino de cómo se usa, de cómo educamos y acompañamos a nuestros compañeros con discapacidad intelectual para que puedan navegar por entornos digitales minimizando los riesgos.

Las políticas de ciberseguridad en las organizaciones deben adaptarse para proteger mejor a las personas con discapacidad. Esto implica simplificar el lenguaje, hacer accesible la información de seguridad y garantizar que los empleados comprendan los riesgos y las medidas preventivas.

Además, las tecnologías utilizadas en el lugar de trabajo deben ser adecuadas, con autenticación accesible, interfaces claras y opciones de asistencia que minimicen los errores.

El mayor reto, tanto para los padres como para las empresas, es comprender que el riesgo no proviene tanto de la tecnología en sí, sino de cómo puede ser utilizada para abusar, estafar o engañar a las personas más vulnerables. Aquí, el factor humano vuelve a ser clave: el acompañamiento, el diálogo y la enseñanza sobre los peligros digitales son esenciales para garantizar su seguridad.

La seguridad digital es un asunto de personas. Proteger datos es proteger a quienes los utilizan. Este no es solo un desafío profesional, sino también un compromiso personal. El bienestar de cada persona, especialmente de aquellos que enfrentan mayores riesgos, debe estar en el centro de nuestras decisiones, ya sea en el trabajo como en la vida personal.

La protección no viene solo de implementar sistemas de seguridad robustos, sino de crear una cultura de cuidado mutuo. La tecnología, cuando está acompañada por una interacción humana consciente y empática, se convierte en una poderosa herramienta para la inclusión y la seguridad en el mundo digital.

(*) Gerente de talento Humano en BTR Consulting.

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