Opinión
A propósito del último partido del año, este martes contra Perú y La Bombonera, y el plantel que se viene para 2025.
Circula por estas horas en el ambiente del fútbol, la sensación/convicción de que después de este último partido del año ante Perú, habrá cambios en la Selección Argentina. Concretamente, jugadores que hasta aquí venían siendo llamados con continuidad, dejarán de serlo. Y aparecerán en las convocatorias a partir de marzo del año venidero, caras y nombres nuevos que el cuerpo técnico que lidera Lionel Scaloni viene siguiendo desde hace tiempo. Y entiende que ha llegado el momento de que tengan su oportunidad.
Los nombres que entrarían y saldrían se mantienen en reserva. Y varían según sea la fuente que se consulte. Pero a mitad de camino entre la gloria máxima de Qatar y la reválida en la Copa del Mundo tripartita de 2026 parece haber llegado la hora del recambio. Que además puede hacerse en condiciones ideales. La clasificación al Mundial no corre riesgo alguno y mas allá de las derrotas ante Colombia y Paraguay y el empate en Venezuela con más de ballet acuático que de fútbol, la Selección no da la sensación de ser un equipo estancado o aburguesado. Sin hambre para ir a más.
Es posible que Scaloni esté buscando variantes en los dos costados de la defensa y que le preocupe no encontrar un marcador central alto y joven que pueda remediar las falencias en el juego aéreo que Nicolás Otamendi exhibió contra venezolanos y paraguayos y que costaron tres goles en contra. Hasta puede inquietarlo también el hecho que Alejandro Garnacho todavía no ha despuntado como él lo imaginaba. El chiquilín de Manchester United tiene 19 años, el jueves entró en Asunción y no terminó una jugada como la gente.
Pero todas las decisiones que Scaloni pueda adoptar en estos tres meses hasta la convocatoria de marzo para jugar ante Uruguay en Montevideo y Brasil en el estadio Monumental dependerán de algo que no pasa por sus manos: la continuidad o no de Lionel Messi en el plantel. Más allá de que la Selección ya demostró de sobra que no depende de su capitán y astro máximo para jugar bien, no da lo mismo que Messi esté o no esté. Tal vez llegue hasta el final de las Eliminatorias en septiembre del año venidero. Tal vez se baje antes y tal vez siga de largo hasta el Mundial. Sea lo que fuere, será Messi y solo Messi quien tenga la última palabra al respecto, quien se ponga y quien se saque de la Selección.
A la espera de lo que disponga el supercrack rosarino, Scaloni moverá sus fichas en el receso. Y es posible que haya que empezar a prestar una mayor atención a nombres hasta aquí complementarios como los de Enzo Barrenechea, Nicolás Paz, Valentín Castellanos o que no figuraron las últimas citaciones como Facundo Buonanotte. O a alguno de los jugadores argentinos desparramados por el mundo que están al alcance del radar de Juan Martín Tassi, el videoanalista de la Selección. Lo cierto es que empiezan a soplar vientos de recambio en la Selección Argentina campeona del mundo y bicampeona de América. Algunos seguirán adentro y otros quedaran afuera. No hay lugar para todos camino a la Copa del Mundo de 2026.