La caída del dólar trastoca todo y Caputo metió el dedo en la llaga

Los dólares libres (contado con liquidación, Mep, blue) bajan entre 20 y 25% desde principios de julio, marcando con claridad un nuevo escenario en materia cambiaria y financiera.

Fue esa baja del dólar la que fogoneó el pasaje a colocaciones de los inversores (carry trade), la que generó la situación de un Banco Central comprando dólares de manera inusual para el bimestre octubre-noviembre y la que produjo la fuerte reducción de la brecha cambiaria que, ahora incentiva las presiones para que el Gobierno acelere la eliminación del cepo cambiario.

La brecha entre el dólar CCL y el oficial mayorista se redujo hasta un mínimo de 11,3% mientras que la del dólar blue es de 7,6%.

Es esa corta distancia la que alienta a una parte de los operadores del mercado a especular con que la unificación cambiaria está a la vuelta de la esquina, al igual que el levantamiento del cepo.

Fue el ministro de Economía el que salió a poner paños fríos sobre esa posibilidad, aun cuando la euforia de los mercados de las últimas semanas (un raid de ganancias en bonos y acciones) generó un clima de que todo es posible en el corto plazo.

Luis Caputo dijo que el levantamiento del cepo se dispondrá en 2025 y puso el límite en que las reservas netas del Banco Central aún se mantienen en el campo negativo y dijo que por US$ 4.000 millones.

El momento cambiario es muy particular porque, si bien la brecha está en niveles mínimos, lo que alentaría a una unificación cambiaria, el Gobierno sigue siendo consciente de que levantar el cepo implicaría algún salto del dólar. ¿El motivo?

Uno esencial es que hoy el dólar oficial está controlado (es de $ 1.007 y sube 2% por mes y el Presidente Javier Milei anticipó que lo bajará a 1% mensual) y el libre (CCL en $ 1.121) está intervenido por dos vías: el dólar blend y las ventas arbitrarias del Banco Central en el intento de bajar aún más la brecha.

El dólar blend establece que el 20% de las exportaciones se liquiden al CCL con lo que mejora la liquidación de divisas, pero le resta capacidad al Banco Central para ganar reservas.

El interrogante cambiario lo define Carlos Pérez, director de la Fundación Capital, en un cuadro de doble vía apuntando a una situación óptima que sería «sin cepo y con reservas netas neutras o positivas en el Banco Central».

En ese punto coincide con el ministro Caputo en que ese cruce de variables indica que la salida del cepo cambiario «no está a la vista».

Además, se suma otra cuestión que plantea la consultora 1816: ¿peso fuerte para rato? Parte de la respuesta la están anticipando los turistas que comenzaron a hacer reservas para sus próximas vacaciones y la foto es la tradicional de los años de dólar barato y peso fuerte: Brasil, Chile, Uruguay atentan contra muchos de los destinos locales.

La consultora 1816 pone un foco en que «en los últimos 30 años, las cuatro veces que el tipo de cambio real fue tan bajo como el actual (al final de la Convertibilidad, el final de Cristina Kirchner, con Mauricio Macri en 2017 y al final de Alberto Fernández) eso vino seguido de grandes devaluaciones«.

Pero, agrega y destaca, «esta vez, sin embargo, se combina el superávit fiscal (algo que no estaba presente en ninguna de esas cuatro oportunidades), Vaca Muerta en el horizonte (que ofrecerá pronto US$ 15.000 millones al año) y el blanqueo como puente en 2025, lo que obliga a tomar en serio la posibilidad de tener un peso fuerte para rato».

Esa visión coincide con lo que se espera de este noviembre en materia de liquidación anticipada de exportaciones, que podrían superar los US$ 2.200 millones. El campo, también descarta la posibilidad de una devaluación en el corto plazo.

Esa entrada de dólares se sumaría a la que el Gobierno aspira a conseguir a partir de nuevo acuerdo con el FMI del que también habló Caputo en un reportaje en TN en el que el ministro puso el dedo en la llaga sobre uno de los puntos sensibles para mantener el dólar dormido y el peso fuerte.

El ministro recurrió a un argumento de otros tiempos, pero que revive el fantasma frente a las elecciones legislativas del año próximo sobre las que el Gobierno considera que es esencial ganar.

Dijo: «vuelve Cristina y se va todo al demonio».¿Qué está viendo el ministro que el optimismo del mercado financiero demuestra ni siquiera tener en cuenta?

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