Las dificultades para acceder al crédito, la informalidad laboral y la discriminación racial son algunos de los principales obstáculos que tienen, en la región, los emprendedores de origen africano, según un estudio impulsado por el Banco de desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF). El objetivo del trabajo fue explorar el perfil de empresas lideradas por personas negras en América Latina y sus principales desafíos. Se entrevistaron a 2,855 emprendedores negros en Brasil, Argentina, Colombia, Panamá y Perú para entender las particularidades de tener empresas en cada país.
En la Argentina se estima que existen unas 303 mil personas que se reconocen como afrodescendientes, es decir el 0,7% de la población. Aunque estimaciones de organizaciones de la sociedad civil e instituciones internacionales sugieren que puede haber cifras mayores.
Según Adriana Barboza, directora ejecutiva del Instituto Feira Preta, también comprometido con el relevamiento, “el principal desafío dentro de este mercado es reconocerlos y apoyarlos”. Según la directiva, el 62% de los encuestados cree que los negocios deben preocuparse por las cuestiones raciales, ya que la mayoría de las personas emprendedoras consideran que sus negocios están relacionados con estos temas. Y aporta otro dato, el INADI recibe, en promedio, 2,5 mil denuncias de discriminación por año.
De acuerdo con el sondeo, el 56% de las personas afroargentinas se concentra en la región metropolitana y en la provincia de Buenos Aires. En Argentina (y Brasil) el 47% tiene un nivel secundario de estudios – 26% de educación técnica y 21% universitaria.
Con respecto a la autoidentificación profesional, las personas afroemprendedoras argentinas (y panameñas) son las que más se identifican con un rol de “emprendedores”, mientras que en los otros países se definen como personas trabajadoras autónomas o independientes. El 37% de las personas afroemprendedoras argentinas tienen entre 30 y 39 años: la mayoría son empresas unipersonales (el 58% trabajan solas, 19% tienen algún socio, el 20% posee contratados de manera formal y el 15% cuentan con ayuda informal).
En la Argentina la asociación entre negocios e identidad racial es menos común que en el resto de los países. El 47% se identifica como no blanco (negro o indígena), el 23% comenta que sus clientes son mayoritariamente no blancos y el 8% prioriza a proveedores no blancos. El 36% sufrió discriminación racial por parte de sus clientes.
¿Cuáles con las principales actividades que realizan?. La mayoría atiende comercios minoristas de ropa y accesorios, restaurantes, alimentos, servicios de tecnología, consultoría, transporte, belleza y peluquería. Entre los principales desafíos que encuentran en sus negocios figuran, para el 58%, ampliar el número de clientes, el 47% busca una estabilidad en sus ingresos, mientras que el 27% anhela ingresar a nuevos mercados y vender a grandes empresas, y el 18% obtener crédito para ampliar su negocio (7 de cada 10 personas emprendedoras ya han solicitado algún tipo de préstamo para utilizar en el negocio).
Un dato relevante a destacar es que la Argentina posee la menor tasa de formalización de negocios (solo el 45% está formalizado) en comparación con los demás países, y esto se debe a los costos asociados del proceso de formalización, así como a las dificultades que encuentran para sortear las burocracias estatales.
Retos financieros y entorno bancario
La encuesta pone de relieve el acceso al sistema financiero, uno de los mayores retos que enfrentan las personas afroemprendedoras. Aunque la mayoría de las personas encuestadas están bancarizadas, el 64% de las personas emprendedoras utilizan la misma cuenta para fines personales y empresariales. El acceso al crédito es el principal cuello de botella. Tres factores principales contribuyen a esta dificultad: la excesiva burocracia, el elevado costo de los préstamos y, sobre todo, la discriminación racial.
Para tener idea, el estudio revela que al 44% de las personas afroemprendedoras de Brasil le fueron denegadas sus solicitudes de crédito, mientras que entre las personas pardas esta tasa es del 35% y entre blancas del 29%. Esta situación lleva a muchas personas afroemprendedoras a recurrir a fuentes informales de crédito, como amigos, familiares o incluso microcréditos productivos, lo que refuerza la exclusión financiera estructural a la que se enfrenta esta población.
Las personas afroemprendedoras brasileñas, en particular, prefieren ampliar los límites de sus tarjetas de crédito para financiar sus negocios, mientras que las argentinas buscan préstamos de agentes no bancarios. A su vez, las de Colombia, Perú y Panamá recurren más a préstamos familiares o microcréditos.
Tras la presentación del estudio, Eddy Bermúdez, coordinador de Diversidad de CAF – Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe comentó que “este es un primer estudio, que nos está permitiendo entender mejor el mercado, las oportunidades y las barreras, es un paso necesario para poder pensar en una segunda fase acciones concretas», dice.
«Entre las medidas que estamos pensando están la creación de programas que faciliten el acceso al crédito y reduzcan las cargas burocráticas, y también el diseño de iniciativas que fomenten la formalización de los negocios y su integración en la economía formal. “Estos emprendedores representan una palanca de movilidad económica que impacta directamente en la vida muchas personas, sus entornos y comunidades”, resumió.