Milei está enojado con el Mercosur pero no romperá con el bloque

Con su viaje a Montevideo de este viernes 6 para participar de la cumbre de presidentes del Mercosur, Javier Milei comenzará una nueva ronda de viajes al exterior.

La segunda escala será en Roma, adonde fue invitado por Georgia Meloni para estar presente el 13 de diciembre en un festival de jóvenes identificados con la derecha.

Y entrado en su segundo año de gobierno, en enero lo esperan dos destinos en los que ya estuvo, Davos, donde volverá a hablar ante el Foro Mundial de Davos e Israel, adonde encabezará una ceremonia en la residencia argentina reubicada por su gobierno Jerusalén, adonde vive y trabaja su embajador Axel Wahnish, sin que se cerraran las oficinas oficinas de Tel Aviv, al menos por ahora. Y visitará a su aliado Benjamín Netanyahu, con el que quiere firmar un «memorandum de entendimiento».

Pero para Milei, su presencia en la cumbre del Mercosur representará una prueba de liderazgo. En menos de una semana, sus más estrechos colaboradores pasaron de amenazar con estar dispuestos a dar un portazo y a salirse de la unión aduanera que integran desde 1991 Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, a sostener que quieren abrirlo más a acuerdos de libre comercio pero sin patear del todo el tablero.

Entre un mensaje y otro, algún funcionario debe haber calibrado entre lo real y lo posible, el alcance de la interdependencia regional al día de hoy, los peligros de quebrarlo, lo que toca y lo que no del acuerdo automotriz entre Brasil y la Argentina -prolongado hasta 2029- y las dificultades para cerrar en lo inmediato un acuerdo de libre comercio con los Estados Unidos con el que algún otro funcionario entusiasmó Milei al ser electo Donald Trump presidente.

Hasta ahora, el presidente Milei llegará a Uruguay el viernes tras la cumbre de Ministros, la primera para Gerardo Werthein como canciller y que tendrá lugar el jueves, con la misión de discutir lo que finalmente trabajarán los presidentes. Milei, sigue sin hablarse con Lula da Silva. Y todavía no se confirma si mantendrá o no un encuentro con el electo presidente de Uruguay, el frenteamplista Yamandú Orsi, que no para de enviarle al Libertario señales de pragmatismo. En esas horas está en Uruguay uno de los enemigos acérrimos de Milei, el colombiano Gustavo Petro, que se quedará, como mínimo hasta el jueves 5.

Al momento, lo que hay es lo que se había negociado el equipo de Diana Mondino, hoy desguazado. El enojo del Gobierno con el bloque tiene sustento, porque ninguno de los países avanzó con propuesta alguna para los cambios internos que urgen al bloque. Hasta ahora, venía concentrado en sus negociaciones para un TLC con la Unión Europea, que buscan cerrar en Montevideo y que, si Argentina patea, se arroja todo por la borda.

Lo que había negociado el ahora ex Secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería, Marcelo Cima, era que había dos escenarios uno con acuerdo con la Unión Europea y otro sin acuerdo Mercosur Unión Europea, siendo la primera la única opción que podría modernizar el bloque.

El planteo que se empezó a trabajar desde julio es que los argentinos habían planteado un “aggiornamiento” del Mercosur, instancia en términos diplomáticos distinta a la de “flexibilización” que pedía el ahora saliente presidente Luis Lacalle Pou, para que le permitiera firmar un TLC con China.

Ese “aggiornamiento” ya estipulaba cuatro instancias según el planteo argentino cuya estrategia ahora se desconoce porque la Cancillería no sólo está sin vocero, sino también sin secretario de Comercio tras quedar afuera Cima. El negociador nacional de Argentina desde fines de octubre, Rodrigo Bardoneschi tiene, involuntariamente, mucho menos rango -y poder-que sus pares de Brasil, Paraguay y Uruguay por mandato de sus presidentes.

En las negociaciones internacionales un cambio de canciller no representa cambio en las negociaciones reconocimiento de cambio alguno sino que se trabaja sobre lo que se venía negociando. Y el equipo de Mondino, tal como ya sabía este diario sostuvo que quería abrir el bloque al mundo primero “de cuatro”, tal como lo sostiene la cláusula del Mercosur que impide hacer acuerdos de libre comercio sino lo aprueba el grupo. Pero sino se pudiera sostuvo hacerlos de a tres, o de a dos o sino que le permitieran a la Argentina hacer sus acuerdos de libre comercio de manera bilateral.

Pero lo real es que lo que más dispuesto hay sobre la mesa es el TLC entre Mercosur y UE. Y ante las resistencia de Emmanuel Macron, renovada una y otra vez por los reclamos proteccionistas de los agricultores franceses es que se trabaje sobre uno de los planos de las negociaciones. Hay dos acuerdos, uno comercial y uno completo. Los dos tienen que ser aprobados por la comisión, el consejo y el parlamento europeo. Pero sólo el completo precisa ratificación de los parlamentos nacionales. Entonces, la estrategia ahora, es para evitar un bloqueo de los franceses o de los polacos o los irlandeses por ejemplo, se acuerde sólo a nivel comercial.

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