Con el lanzamiento de ‘Ultimate Football League’ (UFL) para PlayStation y Xbox, la desconocida desarrolladora chipriota Strikerz Inc. ha entrado de lleno en el competitivo mercado de los videojuegos deportivos. Esta apuesta, impulsada económicamente por Cristiano Ronaldo como rostro principal, propone un modelo económico “free-to-play” que pretende llamar la atención de aquellos que anhelan una experiencia diferente a lo que ofrecen gigantes como ‘EA Sports FC’. ¿Tiene este nuevo contendiente todo lo necesario para marcar un gol a la todopoderosa Electronic Arts? ¡Saltamos al terreno de juego!
Una propuesta que pretende romper algunos moldes
Desde hace años, los juegos de fútbol están dominados por grandes series con un denominador común: licencias que permiten usar equipos, jugadores y competiciones reales. En este contexto, ‘UFL’ se enfrenta a un terreno complicado, casi imposible. Con representaciones oficiales muy limitadas, el juego incluye clubes como el Sporting CP, Bayer Leverkusen y Shakhtar Donetsk, además de una colaboración con FIFPro que le habilita para representar fielmente a algunos jugadores reales. Sin embargo, los nombres más relevantes del fútbol mundial, como los Titanes de LaLiga o Premier League, brillan por su ausencia.
Para compensar esta carencia ‘UFL’ ofrece libertad al jugador para construir equipos personalizados y disputar en ligas ficticias. Aunque la idea es atractiva para el tipo de usuarios que exprimen modos como Ultimate Team de ‘EA Sports’, muchos otros seguiremos echando de menos la relación con las competiciones oficiales. La intención, promesas de por medio, de ampliar las opciones a través de temporadas con nuevo contenido es alentadora, pero aún está por verse hasta dónde llegará su alcance.
Un modelo económico arriesgado
Su sistema de monetización “free-to-play” es un aliciente al que muy pocos se podrán resistir, pero plantea interrogantes sobre su sostenibilidad. Strikerz ha optado por limitar las microtransacciones al terreno de los cosméticos (incluidos los pases de temporada), que teóricamente no afectan el rendimiento en el campo. Aunque la estrategia resulta interesante en contraposición con otros títulos, como el lucrativo modelo de cartas que emplea el citado Ultimate Team, también genera dudas sobre su viabilidad a largo plazo. La experiencia demuestra que los jugadores buscan incentivos más tangibles para invertir dinero en un formato, y depender únicamente de cosméticos podría no ser suficiente para garantizar su supervivencia.
Precisión y control
Si hay algo que ‘UFL’ ofrece como argumento sólido es su clara apuesta por desarrollar una jugabilidad técnica y precisa. A diferencia de títulos que tienden a automatizar el control, aquí se exige un dominio manual que premia práctica y habilidad. Esto significa que los pases, tiros y movimientos defensivos requieren una ejecución más calculada, algo intimidante al principio, pero gratificante cuando se domina.
Los sistemas de defensa ofrecen un tono más físico alejándose de los sistemas zonales que predominan entre los simuladores. Las entradas al balón y los marcajes también son más reactivos, pero requieren de un mayor cuidado, ya que los árbitros pueden ser particularmente estrictos. En ataque, los regates se ejecutan con insólita fluidez, ofreciendo un dinamismo que recompensa la creatividad con el cuero en los pies. Sin embargo, no todo es perfecto en este ámbito. Los tiros a puerta, por ejemplo, resultan frustrantes debido a una sensibilidad excesiva en los controles, algo que dificulta encontrar la precisión necesaria para marcar. Además, la recepción de balones largos y algunas animaciones de transición necesitan algunos ajustes para ofrecer una experiencia más pulida.
Potencial desaprovechado
Donde ‘UFL’ también pierde tracción es en sus modos de juego. Su principal vertiente la encontramos en un modo en línea competitivo que parece estar estructurado para la escena de los eSports, dejando algo desamparados a aquellos que prefieren disfrutar de una experiencia en solitario. De hecho, las opciones offline, limitadas a partidos amistosos y entrenamientos, resultan insuficientes incluso para mantener la intención de los jugadores más casuales.
Esto se pone en evidencia con la perturbadora ausencia de un modo carrera o de gestión, que podría haber aportado solidez al conjunto y, en consecuencia, una alternativa al contenido en línea. Aunque sus intenciones a medio plazo se sitúen abiertamente en las competiciones multijugador, estas limitaciones podrían alejar a un segmento importante de público.
El poder del Unreal Engine 5
Visualmente, ‘UFL’ cumple gracias a la solvencia del motor Unreal Engine 5 de Epic Games. En esta línea, tanto estadios como jugadores están bien detallados, y el rendimiento general de las acciones es fluido. Sin embargo, las animaciones en ciertos movimientos, especialmente en transiciones rápidas, se ejecutan algo rígidas. En cuanto a la interfaz, los menús son funcionales, pero carecen de personalidad. Se visten de una deprimente estética oscura que parecen estar fuera de lugar para un juego de fútbol. El audio, por su parte, también tiene margen de mejora, especialmente en la generación de comentarios durante los partidos, que están muy lejos de lo mínimamente exigible.
Un equipo que está por hacer
‘Ultimate Football League’ (UFL) es una propuesta interesante y llega en un momento donde el mercado de simuladores de fútbol está pidiendo a gritos una alternativa. Si bien el juego tiene claras limitaciones en términos de contenido y modos, tanto su jugabilidad como una transparente política de microtransacciones parecen marcar pasos en la dirección correcta.
No han logrado marcar en su primer partido, pero la plantilla de Strikerz ya tiene una base sólida sobre la cual construir. Consolidarse como un contendiente serio es otra historia y para llegar hasta allí, antes debe escuchar muy atentamente a su recién estrenada comunidad, refinar la experiencia general y depurar la técnica, además de ampliar las opciones disponibles. Por ahora, ‘UFL’ se podría representar como un prometedor club que aún está lejos de alcanzar las grandes ligas, pero con el potencial suficiente como para crecer ostensiblemente en las próximas temporadas.