El abandono en el mundo académico tiene rostro de mujer

Incluso en aquellas disciplinas de ciencias biológicas donde hay prácticamente paridad, las mujeres científicas abandonan antes las publicaciones académicas que los hombres, tal y como expone un reciente studio que ha seguido a miles de personas.

Los resultados del trabajo, que no ha sido revisado por pares, están publicado en el servidor de preimpresiones bioRxiv. En él, los investigadores explican que siguieron la trayectoria a los científicos y científicas que abandonaron la ciencia en 38 países de la OCDE durante las últimas dos décadas, desde su primera hasta su última investigación. Eran un total de 86.000.

Algunos trabajaban en neurociencia, otros en bioquímica, genética, biología molecular, inmunología, microbiología y agricultura, todas ellas disciplinas con un alto número de mujeres.

Los resultados motraron que, 19 años después de publicar su primer artículo, tan solo el 26% de las investigadoras en estos campos continuaron con sus carreras editoriales, en comparación con el 36% de los hombres.

«Nuestro análisis muestra cómo las mujeres desaparecen de la ciencia: en biología -la mayor disciplina- aproximadamente el 60% siguen después de cinco años, el 40% después de diez y solo el 20% al final del período examinado (es decir, 19 años). Los porcentajes son sustancialmente más altos para los hombres: aproximadamente 70%, 50% y 30%, respectivamente», explican los autores. «La diferencia de género en la deserción, ligeramente visible después de cinco años, aumenta constantemente en las etapas posteriores de la carrera«, añaden.

Brechas de género

El trabajo reciente, llevado a cabo por Marek Kwiek y Lukasz Szymula, de la Universidad Adam Mickiewicz en Poznań (Polonia), se realizó siguiendo las carreras académicas y editoriales de dos grupos de biólogos: 34.970 que empezaron a publicar en 2000 y 51.208 que empezaron a publicar en 2010. «Queríamos observar más de cerca aquellas áreas en las que las mujeres ya están bien representadas», explicó Kwiek.

Casi el 46% del grupo de 2000 y el 52% del grupo de 2010 eran mujeres, pero a pesar de esta representación equilibrada, los hombres tenían más probabilidades de continuar con sus carreras editoriales.

En bioquímica, genética, biología molecular y neurociencia, los hombres tenían un 40% más de probabilidades que las mujeres de seguir publicando 19 años después de publicar su primer artículo. En inmunología, microbiología y agricultura, la brecha era menor, ya que los hombres tenían entre un 16% y un 20% más de probabilidades que las mujeres de seguir publicando después de 19 años.

«La paridad de género o el equilibrio de género -apuntó Kwiek a Nature- en realidad no garantizan la igualdad de oportunidades de supervivencia en la ciencia».

Dejar la ciencia

“Es muy fácil suponer que la ciencia va a cambiar orgánicamente hacia la igualdad, y lo que demuestra este estudio es que eso no está sucediendo”, afirma Cassidy Sugimoto, científica informática del Instituto de Tecnología de Georgia en Atlanta, en un artículo publicado en ‘Nature’ que recoge los detalles de este trabajo. «Es un recordatorio importante de que debemos permanecer alertas en el trabajo por la igualdad en la ciencia», añade.

En mayo de 2020, Sugimoto escribió un comentario en esta revista junto a otros dos compañeros. Coincidiendo con la pandemia del Covid, en él decían que  «la fuerza laboral científica se ha trasladado en masa al hogar, donde los profesores varones» tenían «cuatro veces más probabilidades de tener una pareja dedicada a las tareas domésticas que sus colegas mujeres».

«Esto sugiere que las mujeres académicas pueden tener más probabilidades de enfrentar una intensificación de las responsabilidades domésticas cuando están confinadas en el hogar y, en consecuencia, una reducción en la producción académica», añadían. Era algo que, en esos momentos, ya estaba confirmado por análisis preliminares: el número de autores varones en los populares repositorios de preimpresión arXiv y bioRxiv aumentó a un ritmo mayor que el de las mujeres que enviaron sus trabajos durante estos meses. Los editores de revistas también informaron de esas mismas tendencias en los datos de envío de trabajos, como recuerdan en el comentario.

Todos estos hallazgos subrayan la necesidad de políticas más inclusivas en las instituciones científicas que garanticen un entorno equitativo para la producción académica. Es algo que se voces expertas, como la de Sugimoto, llevan tiempo reclamando.

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