Karina Sarro y Lucas Vogel quedaron seleccionados entre los 50 finalistas de la novena edición del GEMS Education Global Teacher Prize, un premio de la Fundación Varkey organizada en colaboración con la Unesco que reconoce al educador más destacado del mundo que haya hecho una contribución excepcional a la profesión. Es una suerte de “Nobel de la Educación”. Ambos profesores fueron elegidos entre más de 5000 nominaciones y postulaciones de 89 países.
Son los únicos dos argentinos que quedaron seleccionados y podrían ganar un millón de dólares, en febrero próximo cuando se anuncie el ganador en la Cumbre de Gobierno del Mundo en Dubái. Será elegido por la Academia del Global Teacher Prize. Antes, se anunciarán los 10 finalistas a finales de este mes.
Primero eligió ingeniería. Mientras estudiaba, para ganar dinero empezó a dar clases particulares de matemática. Después tuvo un kiosco, trabajó en reparación de aire acondicionados de colectivos e instalaciones eléctricas. En 2010 lo llamaron de una escuela y decidió volver. Completó el profesorado y después fue por la licenciatura. Con un título en Educación Técnica y una licenciatura en educación enfocada en estudios sociales, Vogel ha dedicado más de 17 años de sus 44 a enseñar en las comunidades de Oberá y Campo Grande, en Misiones. Busca proporcionar una educación inclusiva, adaptativa y de calidad en contextos vulnerables.
Hoy, enseña matemática y análisis matemático en el nivel secundario y en el superior en el Instituto Superior Belén. Usa métodos innovadores para hacer que la matemática sea relevante para la vida cotidiana de los estudiantes. Desarrolló el podcast El Helado en el que desmitifica los conceptos de esta disciplina de manera accesible. También ha participado en ferias científicas interdisciplinarias, donde conectó la matemática con la neurociencia.
“Fue una gran sorpresa, en realidad me postulé para dar a conocer lo que hago y de repente me escribieron para tener una entrevista, un par de preguntas más, que las consideraba normales a todos los participantes. Pero después el mail decía que estaba en ese selecto grupo de 50. Es increíble”, dijo a LA NACION.
Y ahondó sobre su aporte: “Creo que lo más importante que quería mostrar es el trabajo con sectores minoritarios, creyendo en la fuerza del aprendizaje como motor de cambio y qué mejor manera que ocupar la ciencia como herramienta que usando aprendizaje basado en evidencias”.
Hace dos años, creó el “Espacio STEAM” para desarrollar la enseñanza personalizada y el enfoque altamente adaptativo que se dio cuenta que hacían falta tanto en el Centro de Día Oberá, un espacio que recibe a personas con discapacidades mayores de 14 años, como en un hogar que recibe a niños y adolescentes en situaciones vulnerables. Sus métodos de enseñanza enfatizan la accesibilidad, utilizando textos de lectura fácil, reflexión guiada, portafolios y proyectos para fomentar el compromiso y la autoestima. En este espacio que combina ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemática han desarrollado proyectos prácticos, diseñados desde una educación basada en evidencias. Van desde modelos de purificación de agua, a la creación de una pierna ortopédica con materiales reciclados hasta iniciativas ambientales como los días de plogging, recolectar basura mientras se corre.
“GEMS Education Global Teacher Prize fue creado para destacar el papel crucial de la educación en abordar los grandes desafíos de nuestro tiempo: desde combatir el cambio climático hasta reducir la desigualdad y navegar por los avances tecnológicos. Felicito a todos los 50 finalistas, que se están uniendo a una comunidad global de educadores que lideran el camino hacia la construcción de un futuro mejor”, dijo Sunny Varkey, fundador del Global Teacher Prize y presidente de la Fundación Varkey.
Sarro eligió estudiar comunicación, pero su pasión terminó siendo la tecnología. Hoy enseña integrándola no solo como una herramienta, sino también como un medio para resolver problemas del mundo real. Está empezando su doctorado y escribiendo su cuarto libro sobre tecnologías inmersivas.
Reparte sus horas entre cuatro escuelas, tres de las cuales cuentan con una falta generalizada de acceso a la tecnología. Dos de ellas son secundarias para adultos (CENS 451 y 454). Y en la Escuela Secundaría Politécnica de la Universidad Nacional de Moreno (Espunm) impulsa varios proyectos. Como “Educiudad 4.0″, donde los estudiantes crearon un sistema de monitoreo para evaluar el consumo de energía y la calidad del aire en una ciudad sustentable. Involucró a un grupo de 72 estudiantes de distintos años e integró seis materias. También crearon una ecoaspiradora diseñada para mantener limpia el aula, utilizando componentes reciclados como botellas plásticas y pequeños motores eléctricos. Este año quieren extender su uso a toda la escuela.
Desde el Departamento de Educación Tecnológica, junto a un equipo de trabajo, ha consolidado una comunidad de aprendizaje profesional. En este espacio, los docentes se reúnen semanalmente con el objetivo de diseñar experiencias de aprendizaje innovadoras, desarrollar recursos educativos digitales y llevar a cabo actividades interdisciplinarias que enriquecen la formación de nuestros estudiantes.
La cuarta escuela donde enseña es la de Educación Secundaria N°5 “Francisco Álvarez”. A pesar de los recursos limitados, busca la forma de acercarles la tecnología: introdujo simuladores gratuitos, componentes reciclados y actividades fuera de línea para que cada estudiante pudiera participar, independientemente del acceso a dispositivos.
“Estoy realmente emocionada y feliz de tener la oportunidad de compartir todo lo que mis estudiantes, a quienes cariñosamente llamo mis queridos “Pekes”, hacen día a día. Es un verdadero privilegio y una gran satisfacción poder transmitir estas experiencias reales, con la esperanza de inspirar y motivar a otros colegas en su labor educativa”, dijo Sarro.
Sus estudiantes han participando en competencias internacionales como el Congreso Internacional de Robótica Educativa (CIRE), donde desarrollaron videojuegos educativos para promover la conciencia ambiental; en el Desafío Bebras Argentina y recibieron el reconocimiento por su trabajo en inteligencia artificial a través del programa HumanIA.
También brinda talleres fuera de la escuela que son el germen de un sueño mayor: su consultora educativa: E-Pekes. Desde este espacio, busca transformar la educación llevando recursos gratuitos a las escuelas y ofreciendo capacitaciones innovadoras para docentes.
”La Unesco está orgullosa de apoyar el GEMS Education Global Teacher Prize, que honra la dedicación y el impacto de los docentes en todo el mundo. En una época de escasez global de profesores, condiciones desafiantes y avances tecnológicos, reconocer e invertir en los docentes es esencial para construir un futuro justo, inclusivo y sostenible. Los profesores importan, ya que moldean no solo a la próxima generación, sino también el futuro de nuestras sociedades”, apuntó Stefania Giannini, subdirectora general de Educación de la Unesco.
Además de Vogel y Sarro, de América Latina son 11 los docentes finalistas: Helder Guastti da Silva, de Brasil; Luciana Ortega y Hans Díaz, de Chile; Ramón Majé Floriano y Zamir Montero Pertuz, de Colombia; Jorge Patric Peña Guevara, de Ecuador; Mayteé Guadalupe González Reyna y Jesús Castañeda Rivera, de México, y Melecio Tito Mamani, de Perú.
“Con el premio queremos celebrar a todos los docentes, poner en valor lo que están haciendo en las escuelas, darlo a conocer. Hoy es un gran día, porque hacemos visible a 50 docentes que están transformando su realidad. Felicitamos a los 50 que hoy llegan a la final y a todos los que honran esta profesión desde sus aulas dando lo mejor a pesar de los desafíos y dificultades”, dijo Agustín Porres, director regional de la Fundación Varkey.
Desde su lanzamiento en 2014, ha recibido más de 100.000 postulaciones a través de www.globalteacherprize.org. El premio está abierto a profesores de todo tipo de escuelas y, sujeto a las leyes locales, en todos los países del mundo. Deben dedicar al menos 10 horas a la semana a la enseñanza y planear permanecer en la profesión durante los próximos cinco años. Y enseñar a niños en edad escolar obligatoria o de entre 5 y 18 años. También son elegibles los maestros que educan a niños de 4 años en un plan de estudios reconocido por el gobierno en Early Years, así como los profesores que trabajan a tiempo parcial y los que imparten cursos en línea.
Los profesores que postulan al Global Teacher Prize son evaluados según sus prácticas pedagógicas, su innovación para abordar desafíos locales, resultados de aprendizaje demostrables, el impacto en la comunidad más allá del aula, cómo ayudan a los estudiantes a convertirse en ciudadanos globales, cómo mejoran la profesión docente y obtienen reconocimiento de organismos externos.
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