La salud mental de los argentinos no dio signos de mayor recuperación en este 2025. Así lo reveló el más reciente reporte Mental State of the World, realizado por Sapien Labs y su Global Mind Project.
El estudio encuestó a personas de todos los continentes, entre ellos 34.456 argentinos mayores de edad con acceso a internet, para analizar cómo está su salud mental y el resultado es preocupante: mientras los adultos parecen tener un poco más de mejoría para enfrentar el mundo actual, las generaciones más jóvenes siguen teniendo una disminución progresiva.
Un panorama alarmante para la salud mental de los jóvenes argentinos
El estudio puso en evidencia la grave crisis de salud mental que atraviesan los jóvenes argentinos. El informe destaca que los argentinos obtuvieron un puntaje promedio de 75,5 en el Mind Health Quotient (MHQ), un indicador que mide la salud mental a través de factores emocionales, sociales y cognitivos.
Aunque este promedio está por encima del promedio global de 63 puntos, los jóvenes de entre 18 y 24 años presentan el puntaje más bajo, con un promedio alarmante de 33,4 puntos, muy por debajo de los adultos mayores de 55 años, que alcanzan los 106,07 puntos.
Los datos revelan que las emociones más problemáticas para este grupo joven incluyen autoimagen, autoestima, calidad del sueño, y problemas graves como ansiedad, depresión, pensamientos suicidas y adicciones.
Además, se detectó una alta incidencia de confusión mental, ira y comportamientos evitativos, lo que genera un círculo vicioso de malestar emocional que afecta su productividad y relaciones interpersonales.
Causas del deterioro: tecnología, alimentos y medio ambiente
El estudio señala varios factores que contribuyen al empeoramiento de la salud mental en los jóvenes. En primer lugar, el uso de celulares desde temprana edad está vinculado con el aumento de trastornos emocionales y cognitivos, como la ansiedad y la depresión. La exposición temprana a tecnología parece estar afectando la capacidad de los jóvenes para regular sus emociones y mantener relaciones saludables.
Otro factor clave es el consumo de alimentos ultraprocesados, cuyo consumo excesivo se ha correlacionado con un mayor riesgo de depresión y otros trastornos mentales.
La contaminación ambiental, con la presencia de pesticidas, metales pesados y microplásticos en los alimentos, también afecta de manera significativa el funcionamiento cerebral, siendo los jóvenes los más vulnerables a estos contaminantes.
El informe también destaca la creciente soledad y el aislamiento social de los jóvenes, exacerbados por una cultura enfocada excesivamente en el desempeño y los logros individuales. Esta falta de conexión social está creando un vacío emocional, donde las relaciones interpersonales pierden importancia frente a la competencia y el éxito individual.
Un llamado urgente a la acción
Los hallazgos del estudio exigen una respuesta inmediata y colectiva. Según Tara Thiagarajan, fundadora de Sapien Labs, la continua disminución de la salud mental en las nuevas generaciones podría tener efectos devastadores no solo en la vida de los jóvenes, sino también en la estructura social y económica en el futuro.
“El declive generacional de la salud mental podría volverse un desafío insuperable, a menos que se tomen medidas urgentes y efectivas”, declaró.