Los precios del aceite de oliva son menos volubles que los aranceles de Trump, por la sencilla razón de que los primeros evolucionan durante un año entero (como se ha visto en la actual campaña) en tanto que los segundos cambian de un día para otro, aparecen y desaparecen como los Ojos del Guadiana. En el mercado oleícola mundial hay menos incertidumbre que en las reglas fiscales del actual ejecutivo de EEUU. Sin embargo, la errática política arancelaria del magnate no parece preocupar demasiado a los principales productores de aceite de oliva, y así lo han puesto de relieve en el congreso Mundolivar.
A igualdad de condiciones, los olivareros españoles seguirán dominando el mercado estadounidense salvo catástrofe. Al cierre de la campaña del año pasado, las exportaciones del oro líquido español hacia EEUU habían crecido un 58% en un solo ejercicio, no tanto en volumen como en ingresos —debido al alza de los precios—; por primera vez se superaron los 1.000 millones de euros en ventas. De ellos, 170 millones fueron a pagar el aceite producido en Córdoba. La cuota de mercado de los olivareros españoles en Norteamérica ronda el 40%, y creciendo.
Foco en EEUU
EEUU es un voraz consumidor de aceite de oliva. Ya está en 400.000 toneladas de consumo interno, por encima de Italia y ya muy cerca de España, donde se necesitan más de 450.000 toneladas para abastecer el mercado. En Mundolivar se puso de manifiesto la idea de que en poco tiempo los norteamericanos serán los primeros en consumo global, si bien no por cabeza. Es un pastel muy grande en el que nadie quiere perder bocado.
«EEUU es un mercado donde se puede ganar dinero todavía», dijo José Luis De Prado (Grupo De Prado). Es una opinión que apuntala Cristóbal Valdés (Deoleo) al asegurar que «el mercado de EEUU tiene mucho recorrido». ¿Por qué no preocupan unos hipotéticos aranceles de Trump que aún no se han concretado? En primer lugar, porque el mercado norteamericano resistió la subida de precios de la anterior campaña sin que apenas se notara una caída en el consumo. Por otro lado, los expertos coinciden en señalar que la bajada en las cotizaciones de la actual temporada permitirá absorber cualquier ascenso en los precios.
El principal problema deriva de un hecho hipotético que sí preocupa a los productores: una subida arancelaria discriminada, en la que terceros países ajenos a la UE (o incluso en el interior) puedan tener tasas inferiores para vender aceite en EEUU. No es algo nuevo ya que ocurrió durante el anterior mandato de Trump, con España castigada por su participación en el consorcio Airbus, una situación completamente ajena al sector oleícola. Los productores no quieren «que un sector pague el pato de otro», como expresó gráficamente Antonio Luque (Dcoop).
Otros mercados americanos están madurando y empiezan a resultar muy atractivos, como México o Brasil. En teoría, el reciente acuerdo de libre comercio de Mercosur podría servir para que los productores españoles se asienten en aquellos territorios casi vírgenes. Pero como en todo negociado librecambista, hay que estar dispuestos a asumir la contraparte y no quedarse sólo con lo bueno. El sector cree que estos países, por sus condiciones, podrían empezar a producir su propio aceite y después venderlo más barato en la UE. Eso es lo que Antonio Luque llama la «puerta de atrás», una preocupación más del sector.