«Si quieren pedir perdón, que manden a sus familias a llevar flores a la tumba de mi hija para que vean lo que hicieron, porque a nosotros nos destruyeron«, dice Eduardo Aguilera (44). Lo hace adelante de todos los que llegaron para acompañar a su familia en los Tribunales de Lomas de Zamora. Se lo pide a los abogados defensores de los asesinos de su hija, que acaban de ser condenados a prisión perpetua.
Es miércoles por la mañana y Eduardo aclara que «acá» no es policía federal ni custodio de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Eduardo insiste en que «acá es el papá de Uma, una nena de 9 años«.
A Uma Lihué Aguilera Rodríguez la mataron el 22 de enero de 2024 de un balazo cuando intentaron robar el auto de sus padres, que salían de su casa a las 9 de la mañana. Estaba en el asiento de atrás, con el cinturón de seguridad, en Pío Baroja al 600, en Villa Centenario, Lomas de Zamora, donde cuatro ladrones los cruzaron.
El Tribunal Oral en lo Criminal N° 3 de Lomas de Zamora condenó a Ariel Acuña Vega (22), Nicolás Axel Emiliano «Pelusa» Rojas (21) y Miguel Pastor «Patoto» Romero Molinas (21) a prisión perpetua al considerarlos culpables del asesinato.
La fiscal Viviana Giorgi había pedido esa pena para los tres imputados. Además, Nahuel Santiago Coman (22) fue sentenciado a 5 años de prisión al ser considerado «partícipe necesario» del robo del Toyota Corolla que habían sacado a otra víctima antes de interceptar a Uma y su familia.
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Una cámara de seguridad registró el paso de los sospechosos del asesinato de Umma.
Otro integrante de la banda, que tenía 17 años al momento del hecho y es hermano de uno de los condenados, será juzgado a partir del 12 de agosto en un debate en la Justicia Penal Juvenil.
«Fue muy dolorosa toda la etapa de juicio, las diferentes etapas. Fuimos reviviendo todo lo que nos había pasado con Uma y fue muy duro. Lo que más esperábamos es que ella tenga justicia para que pueda empezar a descansar en paz», asegura María Eugenia Rodríguez (42), la mamá de Uma, que también es policía federal.
«Sabemos como familia, como padres, como sociedad, que no importa la sentencia que tengan: la vida de nuestra hija no nos la devuelve nada. Pero al menos es para que ella pueda descansar en paz y bueno, para que todos sepan que, al menos, su vida importó«, agrega la mujer a Clarín.
Los jueces Marcelo Hugo Dellature, Mariel Elizabeth Alegre y Luis Miguel Gabian estuvieron al frente del debate y resolvieron condenar a los imputados. La sala estaba llena de familiares y amigos de Uma que tenían remeras con la cara de la nena.
Cuando se escuchó la primera condena a perpetua, alguien aplaudió y el resto los imitó, antes de que los policías que custodiaban la sala los obligaran a callar.
Los asesinos de Uma fueron condenados a perpetua. Nunca más van a salir. Nunca más van a dañar a nadie.
Uma era la hija de Eduardo Aguilera, policía federal de mi custodia, y de María Eugenia, también de las fuerzas. Una chiquita de 9 años con toda la vida por delante.
La… pic.twitter.com/BzvWSYd3Yd
— Patricia Bullrich (@PatoBullrich) June 18, 2025
Nada para celebrar
El aplauso no se le parecía en nada a un festejo, porque en este rincón de Lomas de Zamora nadie tenía nada que celebrar. Fue más bien un desahogo, la tranquilidad de que de esta instancia los acusados se irían condenados.
No bien terminó, todos salieron de la sala y en la puerta Eduardo agradeció a todos lo que se acercaron apoyarlos. Abrazó a sus abogados, del departamento penal de la Policía Federal, María Laura Ruiz Rey, Marcelo Orlando, Walter Godoy y Camila Beneventano.
El silencio del lugar solo se rompía por el llanto de los familiares que se abrazaban, pero nadie se atrevía a decir nada: «Fue muy difícil, a dos de ellos los tuve siempre apuntándome de frente y en diferentes oportunidades. Y la indiferencia con la que se mostraban, es una nena…¿Qué mal le podría haber hecho a alguien? Estaba sentada en el auto con el cinturón colocado», se pregunta María Eugenia.
«Yo siento que ellos me la fusilaron, no le dieron oportunidad de nada porque ni siquiera me dejaron bajarla. La fusilaron», agrega mientras recibe abrazos de todos los que se acercaron a acompañar a la familia.
María Eugenia dice que la «sostienen» las sonrisas de sus hijas, de 13 y 3 años. «Ahora voy a llegar a casa a abrazarme con mis dos hijas y ellas van a seguir siendo mi motor para salir adelante. Solo verles la sonrisa y saber que Uma quisiera que ellas se sigan riendo así, esa es mi fuerza», asegura.
Para Eduardo, lo peor de transitar este proceso fue la culpa: «Al principio la culpa te mata, porque si bien nosotros estamos entrenados para defender la vida, el hecho de no poder salvar a nuestra nena, por lo menos a mí me partió al medio».
«El jefe de quirófano nos dijo que con todo lo que hicimos logramos llevarla viva al hospital y después fue tarea de ellos. Lamentablemente no la pudieron salvar…», recuerda sobre los primeros días tras la muerte de Uma.
Eduardo y Eugenia no estuvieron presentes en la sala cuando mostraron imágenes del hecho ni para escuchar los alegatos. «Imaginate que yo acá estoy como papá, no soy funcionario público. Hay muchas emociones que no las puedo contener. Ya tener a los tipos que mataron a mi hija frente mío era un montón. Me costó mucho contenerme», reconoce.
Y cierra: «Mi nena era muy chiquita, ella no sabía quién era Papá Noel o los Reyes Magos. Tenía nueve años y hablaba perfecto inglés, hacía taekwondo, handball. Nos arrebataron a la nena y nos cambió la vida para siempre. El vacío que sentís en tu casa es muy terrible».
El crimen de Uma
El crimen de Uma ocurrió el lunes 22 de enero de 2024 a las 8.48, cuando la nena salía de su casa junto a sus padres, en Pío Baroja al 600, en Villa Centenario, para asistir a un turno médico.
Mientras Uma y su papá, Eduardo, esperaban a Eugenia para que cierre el portón arriba de su Ford Ka, cuatro ladrones armados llegaron en un Toyota Corolla que habían robado minutos antes y los amenazaron.
El policía federal aceleró para escapar del lugar, pero los asaltantes dispararon.
Uno de los tiros impactó en la nuca de Uma, que estaba sentada en el asiento trasero del auto.
La nena fue trasladada de urgencia al Hospital Gandulfo. Después la derivaron en helicóptero al Hospital Churruca, donde finalmente murió.
Las condenas
Ariel Acuña Vega fue condenado a prisión perpetua por haber sido considerado culpable del robo del Toyota Corolla, y de usarlo para el intento de robo del Ford Ka de Eduardo Aguilera y por el crimen de Uma. Era quien conducía el Corolla.
Miguel Pastor Romero Molinas fue condenado a perpetua por robo agravado por haber sido en poblado y en banda, calificado por el uso de arma de fuego, por homicidio criminis causa y por contar con la participación de un menor en el hecho. En el Toyota Corolla había huellas dactilares suyas y fue uno de los que disparó contra el Ford Ka, causando la muerte de Uma.
Luego de matar a la nena, junto a Axel Rojas, que recibió la misma pena, le robaron a una tercera víctima una moto para escapar. Se bajó del Corolla y disparó contra Eduardo y su hija.
Nahuel Santiago Coman recibió 5 años de pena por haber llevado a la banda en su Fiat 147 al lugar del primer robo.
EMJ