Wimbledon implementó por primera vez en su historia un sistema completamente automatizado para marcar las líneas del campo, eliminando a los jueces humanos y reemplazándolos por una tecnología que mejora al tradicional «ojo de halcón«.
Si bien la precisión del nuevo sistema ha sido destacada, varios tenistas manifestaron su descontento, especialmente tras un error durante el partido entre Kartal y Pavlyuchenkova que desató una ola de críticas.
Tenistas en contra del nuevo sistema
Algunos de los jugadores más destacados del circuito expresaron públicamente sus dudas. Jack Draper y Emma Raducanu, ambos número uno británicos, cuestionaron la precisión del sistema. Por su parte, la suiza Belinda Bencic fue aún más contundente: «No me fío del sistema. Tampoco es que quiera hablarlo demasiado, pero es realmente estresante».
El malestar se ha extendido entre profesionales y aficionados, que ven con recelo la desaparición de los jueces de línea. Si bien el «ojo de halcón» ha sido parte del tenis desde 2007, su uso era limitado a revisiones solicitadas por los jugadores. El reemplazo completo de la supervisión humana genera ahora un descontento creciente.
El caso Kartal–Pavlyuchenkova y el error que encendió la polémica
El episodio más comentado ocurrió durante el partido entre la británica Sonay Kartal y la rusa Anastasia Pavlyuchenkova. En el 4-4 del marcador, un tiro de Kartal que salió visiblemente fuera no fue advertido por el Hawk-Eye.
Como el sistema no emitió el sonido habitual de «out«, el árbitro ordenó repetir el punto. Pavlyuchenkova reaccionó con enojo: «Me habéis robado el juego«. El problema técnico duró cerca de siete minutos y provocó tres errores seguidos.
La organización aclaró luego que el problema no fue técnico, sino humano: un operador había desactivado parte del sistema accidentalmente. «El sistema de seguimiento de la pelota ha funcionado de forma óptima y efectiva«, explicó Sally Bolton, directora ejecutiva del All England Club. Tras el incidente, el software fue modificado para que las cámaras no puedan ser desactivadas manualmente durante un partido.
Cómo funciona el nuevo sistema automatizado
El Live Electronic Line Calling (Live ELC) es una evolución del «ojo de halcón» tradicional. A diferencia del sistema anterior, que solo se activaba ante un reclamo, este nuevo formato funciona en tiempo real: una red de cámaras con visión artificial rastrea la pelota y marca automáticamente si sale fuera de los límites.
Distintas investigaciones muestran que esta tecnología supera ampliamente en precisión a los jueces humanos. Un estudio detectó que los jueces de línea se equivocan en el 27% de las jugadas que luego son revisadas, lo que representa un error cada 17,4 juegos. No sorprende, entonces, que torneos como el US Open y el Abierto de Australia ya hayan adoptado estos sistemas de forma integral.
IA y deporte: entre la precisión y la desconfianza
El caso de Wimbledon no es aislado. En otros deportes, la introducción de inteligencia artificial también ha generado resistencia. El VAR en el fútbol es objeto constante de polémica, y el Hawk-Eye también ha sido implementado en voleibol, cricket y situaciones específicas del fútbol como los goles fantasma, siempre con cierta controversia.
Aunque las estadísticas respaldan a la tecnología, la percepción social no siempre acompaña. «Las máquinas fallan menos que los humanos, pero la percepción suele ser diferente», se señala en el debate. Muchos errores atribuidos a la IA son, en realidad, fallas humanas en su implementación, como ocurrió en este torneo.
Según Gina Neff, profesora en la Universidad de Cambridge, «Ahora mismo, en muchos ámbitos en los que la IA afecta a nuestras vidas, creemos que los humanos entienden el contexto mucho mejor que las máquinas».
Y agrega: «La máquina toma decisiones basándose en el conjunto de reglas para las que ha sido programada. Pero las personas son realmente buenas a la hora de incluir múltiples valores y consideraciones externas también —lo que es la decisión correcta puede no parecer la decisión justa«.
En su visión, la clave está en el equilibrio: «Es la intersección entre las personas y los sistemas lo que tenemos que hacer bien. Tenemos que utilizar lo mejor de ambos para tomar las mejores decisiones».