El eccema crónico de manos es una enfermedad inflamatoria con una prevalencia del 4,6%. Aunque puede afectar a cualquier persona, es más común en las mujeres y, sobre todo, en determinados grupos: amas de casa, albañiles, peluqueros, personal de la salud y trabajadores de la industria metalúrgica.
Sin embargo, es una patología muy invisibilizada, como se ha puesto de manifiesto en el III Ciclo de Novedades en Dermatología, un encuentro de LEO Pharma y la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS). Como explicó la doctora Ana Molina, tiene causas multifactoriales e incluyen «elementos genéticos, inmunológicos, ocupacionales y ambientales».
Y es que, más allá de la afectación clínica, las enfermedades crónicas en la piel —además del eccema, la dermatitis atópica o psoriasis— tienen un impacto «profundo» en la vida diaria de los pacientes, como resaltó Hernán Navarro, influencer y paciente. «La gente infravalora las enfermedades de la piel, no ven la carga que hay detrás; piensan solo en picores y ronchas».
Pero es una enfermedad que «no te da descanso ni tregua. Soy una persona activa, deportista, y te obliga a decir que no a cosas que te gustan», señaló.
LEO Pharma y ANIS destacan el alto impacto psicosocial y laboral del eccema crónico de manos grave en los pacientes / Cedida
Siempre hay que consultar con un especialista
Cada vez está más clara la conexión entre el cerebro y la piel: sudar, por ejemplo, puede agravar la dermatitis. La dermatóloga Molina mostró su preocupación porque «en redes sociales circule demasiada información, incluso sobre fármacos, sin supervisión médica. En consulta revisamos hábitos diarios: cómo se lavan las manos, productos irritantes, en qué trabajan… porque al ser una enfermedad crónica, necesita tratamientos sostenibles que se puedan mantener durante toda la vida y sin efectos secundarios«.
Se trata de una patología especialmente debilitante debido a su localización en las manos, que son fundamentales para realizar actividades esenciales. Un eccema crónico de manos puede diagnosticarse cuando hay enrojecimiento, descamación y picor durante al menos tres meses, o dos brotes al año.
Puede causar una grave discapacidad funcional en las manos, bajas laborales y pérdida de empleo. Es la enfermedad cutánea ocupacional más común, con una afectación de hasta el 40% de ocupaciones de alto riesgo, según la presidenta de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), la doctora Yolanda Gilabarte.
El 4,6% de la población adulta en España padece eccema crónico de manos con una prevalencia más alta entre los 30 y 39 años / Cedida
Cómo se identifica el eccema crónico
Clínicamente, se caracteriza por inflamación, enrojecimiento, vesículas en fases agudas, descamación y grietas o fisuras en fases crónicas. Las pacientes, normalmente, refieren sequedad, tirantez y picor o incluso dolor. Lo más frecuente es que se afecte la palma de las manos, seguido de los dedos y el dorso de la mano. Y no es una enfermedad contagiosa.
Para el director general de LEO Pharma Iberia, Juan Fran Cuello de Oro, «es una patología dolorosa, visible y a menudo invalidante, que interfiere de manera constante en actividades cotidianas y profesionales». Y que, además, tiene un gran impacto emocional, como ha hecho hincapié África Luca de Tena, Directora de Comunicación y paciente de la Asociación de Afectados Dermatitis Atópica (AADA):
«Nos enfrentamos a desafíos únicos en el desarrollo emocional y social. El impacto en la autoestima puede ser profundo y duradero, afectando incluso a decisiones importantes sobre el futuro académico y profesional».