El Festival del Caribe de Santiago de Cuba se hace en julio desde hace 44 años y es una explosión de arte y cultura: literatura, música, poesía, teatro, danza, fotografía, gastronomía, historia, discusiones, fiestas, desfiles, de todo. Son cinco días en que Santiago de Cuba se conmociona, se convulsiona con la cultura, gracias al enorme trabajo de la Casa del Caribe, dirigida con amor y entrega por Orlando Vergés y Daniela Amaya.
El desfile inaugural es una locura, por la cantidad de gente, un pueblo entero cantando y bailando, con sus trajes y sus ritmos, tan influenciados por la inmigración haitiana en el Oriente de Cuba. Pero también hay delegaciones de distintos países, aunque destacan los propios haitianos, los dominicanos, los colombianos, los venezolanos, algunos mejicanos… y una delegación argentina formada por 10 entusiastas militantes de la cultura y tres jinetes. La representación sobresale no por la cantidad ni por lo vistoso de sus trajes o coreografías, sino justamente por ser la única que incluye caballos. Y está encabezada por Hugo “Pocho” González, recordado cantor cordobés, quien junto a Oscar Motta formara el emblemático Dúo Antar, parte de la historia folclórica de Córdoba, sobre todo en aquellas épocas de Tonos y Toneles, la meca musical de los 70 y 80. Ahí va el Pocho González, montado en un zaino, y enarbolando una bandera argentina. Al llegar al Parque Céspedes (plaza principal de Santiago), el palco central de autoridades se ubica justo debajo del balcón en el que habló Fidel Castro aquel 1° de enero de 1959, en el triunfo de la Revolución. Al llegar al lugar, cada delegación se luce con sus bailes, en este caso, el locutor oficial anuncia a la Argentina y le pasa el micrófono al Pocho, que deja un mensaje corto pero contundente políticamente: «Agradecemos el amor con que el pueblo santiaguero recibe a la delegación oficial de la Argentina. Les respondemos con el mismo amor. No al bloqueo criminal contra Cuba y libertad a Cristina en Argentina». La gente estalla en aplausos y vítores, mientras los tres jinetes se alejan, seguidos por la pequeña pero expresiva delegación. Atrás aparece Curazao, que este año es el país invitado del festival.
Esa noche, en la Casa del Caribe, nos recibe su director Orlando Vergés, quien además es el coordinador general del Festival del Caribe. Abre una botella de ron y se dispone a hablar, sin apuros, como hacen los cubanos: «La casa y el festival nacieron casi al mismo tiempo, la casa un año antes, se fraguó entre integrantes del antiguo grupo Dramático de Oriente, al cual Joel James (su primer director) pertenecía como dramaturgo. Sin proponérselo, la Casa ha conseguido estrechar la brecha entre el llamado conocimiento erudito y los saberes populares, acercar el pueblo a las ciencias y viceversa. Y lo ha logrado formando una nueva escuela de hacer antropología y sociología en Cuba. Una nueva escuela que también introdujo Joel. Sin dudas, nosotros nos aproximamos a los objetos de investigación de forma diferente a una universidad o a un gabinete técnico de algún instituto, pues ello responde más a los procedimientos de los propios investigados que a los de la ciencia. Cierto que han existido no pocos prejuicios al respecto, pero ahí están los resultados que evidencian que avanzamos por buen camino».
Mientras avanza la conversación y baja la botella de «La Guantanamera Carta Oro», no puedo dejar de pensar en Pedro Solans, mi amigo poeta, periodista, escritor, gestor cultural, y tantas cosas más, que debe estar soportando el invierno carlospacense. Pienso que debería estar acá, es su ámbito natural. Y vuelvo a prestar atención a lo que me cuenta Orlando Vergés: «También sin proponérnoslo, fuimos descubriendo que con ese trabajo de investigación y promoción estábamos saldando una deuda con estas expresiones de la cultura cubana. Y es que hasta que se creó la Casa del Caribe, muchas de ellas no eran reconocidas como tal. Fue la Casa que, a partir de entonces, comenzó a darle voz a aquellos que normalmente no la tenían. Por tal razón no es raro encontrar en nuestros escenarios académicos a un portador de cultura al lado de un investigador, completando la investigación».
Santiago es la capital del Caribe, no Miami
– Orlando, ¿por qué se dice que Santiago es la ciudad cubana más caribeña?
-Todo el oriente –y lo extiendo más allá de sus fronteras tradicionales, es decir, de Guantánamo a Ciego de Ávila– sirvió de asentamiento de la migración haitiana desde principios del siglo xx, y ya desde antes, con la Revolución Haitiana. Ello influyó de manera notoria en los componentes familiares, en la culinaria, en la arquitectura, en la música. Cuando se habla de la cultura cubana se reconocen los componentes españoles y africanos, pero no se consideran, por lo general, estas expresiones de origen haitiano que están incorporadas de tal manera que no se perciben, pues ocurrió de manera natural. Este ha sido uno de los principales hallazgos de la Casa. Hasta que surgió el Festival aquí no se hablaba del vudú, culto con una fuerte presencia en el panorama religioso cubano, sobre todo en la zona rural del oriente; ni del gagá, que tanto le ha aportado al carnaval santiaguero. Y ese constituye el eje fundamental a partir del cual Santiago de Cuba, ya no solo como ciudad, sino como provincia, como territorio más ampliado, se reconoce como la de mayores aportaciones a la identidad caribeña, al menos en la isla.
Esa noche vamos a la inauguración de la Casa de Haití, con música y danzas de ese pueblo que sigue siendo tanto un ejemplo de lucha, como de invisibilización y tergiversación en toda América Latina. De Haití, o no se habla, o se habla desde una perspectiva paternalista y hasta racista, sin recordar todo lo que le debemos a ese pueblo, el primero de nosotros en declarar la independencia (1804) y el que auxilió a Simón Bolívar en sus peores momentos. Haití, primer país latinoamericano en independizarse, único pueblo en la historia en llevar adelante exitosamente una revolución antiesclavista. Y Cuba, primero de nuestros países en lograr su segunda y definitiva independencia.
Vuelvo a mirar el balcón desde el que habló Fidel hace casi 70 años. Es el día posterior al desfile, es domingo por la mañana y los ecos de las delegaciones han dado paso a un silencio cortado por el pregón de un manisero.
Seguramente ésta es la verdadera capital del Caribe. Santiago de Cuba.