Arde Bogotá actúa este sábado, 23 de agosto, en Son Fusteret. La banda cartagenera formada por Antonio García (voz y guitarra), Pepe Esteban (bajo), Dani Sánchez (guitarra) y Jota Mercader (batería), quien responde a esta entrevista, promete una “experiencia totalmente distinta” a sus anteriores conciertos en la isla. Tras el aplaudido álbum Cowboys de la A3, publicado por Sony Music en 2023, este verano llegan con nuevos temas: Flores de venganza y La Torre Picasso (de más de 8 minutos de duración), con los que se han sentido “más libres para experimentar” y que se supone que son el anticipo de su próximo disco. El grupo asegura que el éxito no va a condicionar la forma en que hacen canciones.
Esta será la tercera ocasión en que Arde Bogotá toca en Mallorca, primero fue en la sala de Es Gremi y el pasado año en el Mallorca Live Festival. ¿Cómo será la actuación en Son Fusteret?
Todos ellos han sido conciertos diferentes, porque nosotros también éramos otras personas y estábamos en otra etapa musical. Lo que hemos preparado este año es una experiencia totalmente distinta. Hemos intentado crear un show inolvidable, con muchas locuras de producción y un set en el que hay espacio para todo.
¿Arde Bogotá gana en directo?
Definitivamente creemos que sí, o al menos eso nos transmite la gente con la que hemos hablado. En el directo hay una energía inherente al tipo de música que hacemos que se convierte en una experiencia distinta a la del disco. Esa energía, además, alimenta nuestra inspiración cuando volvemos a componer.
Intentamos tener el directo que siempre soñamos al ver a grandes bandas internacionales»
Como banda de un rock potente, ¿han llenado un vacío en el panorama musical nacional?
No creemos haber llenado nada en concreto. Hacemos el rock que nos sale después de haber escuchado a tantas bandas nacionales e internacionales durante la adolescencia. Hay muchísimas propuestas de rock muy interesantes y diversas en el panorama nacional, y no sabemos si lo nuestro viene a cubrir un hueco.
Y en cuanto a las letras de las canciones, ¿qué les interesa contar?
Básicamente lo que nos pasa como gente normal y las inquietudes que puede tener cualquiera entre los 20 y los 30 años: amor, desamor, futuro, incertidumbre, melancolía, o la búsqueda de un lugar mejor.
Actuación de Arde Bogotá en el Mallorca Live Festival en 2024. / ANDRES IGLESIAS
¿Se consideran representantes de una generación, o al menos de una parte de ella?
Creemos que eso depende de la gente. Nosotros solo plasmamos lo que nos pasa en relación con nuestra generación, pero entendemos que cualquiera, tenga la edad que tenga, pueda sentirse identificado. Al final, los problemas son cíclicos y lo que cambia es la gravedad con la que se viven, según la generación que los enfrente.
Solo han pasado unos pocos años desde su primer EP ‘El tiempo y la actitud’ (Sony Music 2020), y ahora se agotan las entradas de sus conciertos y se les considera una de las bandas que están definiendo la música del futuro. ¿Qué sienten ante esto? ¿Vértigo?
Todo ha ocurrido muy rápido, y creemos que el resultado está en las canciones y en cómo el público las abraza. Intentamos tener el directo que siempre soñamos al ver a grandes bandas internacionales, porque son nuestra inspiración. Si eso lleva a agotar entradas, bienvenido sea. Procuramos no detenernos demasiado a pensar en la repercusión y, de hecho, tampoco tenemos tiempo: detrás de lo que se ve hay muchísimo trabajo. No sentimos vértigo ni nada negativo con el crecimiento, aunque sí aumenta la sensación de responsabilidad. Aun así, al final del día hacemos lo que nos llena a nosotros, y a nadie más.
El éxito no va a condicionar la forma en que hacemos canciones»
Afirman que ‘Cowboys de la A3’ ha cambiado sus vidas y es un disco que, además, ha puesto el listón muy alto. ¿Cómo condiciona eso a la hora de componer nuevos temas?
Estamos intentando sacar tiempo para componer sin sentir ninguna presión. Queremos dedicarle el cariño suficiente a las canciones y disfrutar del proceso, sin caer en las prisas que a veces impone una industria cada vez más demandante. Este disco definitivamente cambió nuestras vidas y nos hizo más conscientes de nuestras decisiones. Pero, sea como sea, el éxito no va a condicionar la forma en que hacemos canciones. Seguiremos buscando lo que nos haga sentir bien, sin más filtro que nuestros propios gustos y la manera en que nos entendemos dentro del local.
¿Ha habido tiempo de componer más temas estando de gira? ¿Cómo es ahora su proceso creativo y para cuando el nuevo disco?
Hemos girado mucho en los últimos dos años y en ese tiempo han surgido vivencias que, inevitablemente, acaban convirtiéndose en canciones. Este año, con menos conciertos, hemos creado más espacios para componer. El proceso sigue siendo el mismo: alguien trae una idea al local, probamos mil cosas y lo grabamos de cualquier manera con el móvil para hacer la maqueta. Tocar tanto nos ha hecho ver que a la gente le gusta que subamos el nivel de energía en lo que creamos, y eso es lo que intentamos imprimir en las nuevas canciones. Si todo va bien, debería haber disco pronto, pero sin seguir los ritmos ni las tendencias que marca la industria.
¿Los nuevos temas tendrán conexión con ‘Flores de venganza’ y ‘La Torre Picasso’?
Lo que nos enseñaron esos dos últimos lanzamientos es que la gente aprecia que hagamos temas más duros o sin límite de tiempo. Eso ha abierto una puerta muy interesante en nuestro proceso creativo, en el que nos sentimos más libres para experimentar. Esas canciones están en un punto intermedio entre el trabajo anterior y lo nuevo que estamos creando, pero sin duda marcaron un buen precedente.
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