Con la coalición rebelde siria cada vez más cerca de capturar la capital, Damasco, el dictador Bashar al Assad está realizando un último esfuerzo para mantenerse en el poder.
Recientemente, Assad ofreció iniciar gestiones diplomáticas con Estados Unidos y el presidente electo Donald Trump. El objetivo de dictador sirio es lograr el apoyo de EEUU para mantenerse en el cargo, cambio de que Siria traicione y corte los vínculos con Irán y Hezbolá.
Esto se produce en un contexto en donde las distintas facciones de la oposición lograron capturar las ciudades más grandes de Siria, como Alepo, Hama, Homs y Daraa, en una ofensiva militar sin precedentes.
Mientras las pocas fuerzas pro-Assad se atrincheran en Damasco, el dictador sirio, que no se sabe dónde está, está mostrando su disposición a negociar un acuerdo para conservar el territorio que aún controla o, si fuera necesario, garantizar un exilio seguro, indicaron diversas fuentes.
Una de las propuestas de Assad, enfocada en Estados Unidos a través de los Emiratos Árabes Unidos, plantea romper todos los vínculos con los grupos terroristas respaldados por Irán, como Hezbolá, a cambio de que las potencias occidentales intervengan para frenar los combates, según las fuentes.
En otra iniciativa, Assad envió a un alto líder cristiano a reunirse con el presidente de Hungría, Viktor Orban, para advertir sobre lo que considera una amenaza existencial para la minoría cristiana en Siria si las facciones rebeldes islamistas logran la victoria.
Según afirman los analistas, la intención era que Orban, aliado de Trump, transmitiera esta preocupación al presidente electo de Estados Unidos.
Este cambio de estrategia representa un giro increíble para una dinastía que gobernó Siria con mano de hierro durante medio siglo, la cual mantuvo un vínculo muy cercano con Rusia e Irán, quienes la apoyaron.
Tras reprimir fuertemente las protestas en 2011 y mantenerse en el poder durante años de guerra civil que desencadenaron una de las peores crisis humanitarias modernas, Assad enfrenta ahora un escenario crítico.
Aunque el respaldo militar de Irán y Rusia fue clave para la supervivencia del régimen de Assad en el pasado, ahora ambos aliados están ahora «desaparecidos» y ocupados por otros conflictos, como el de Ucrania en el caso de Rusia, o Israel en el caso de Irán.
Según las fuentes, mientras la coalición rebelde avanza hacia Damasco desde el norte y el sur, Irán y Hezbolá prácticamente anunciaron la retirada de Siria.
Además, varias milicias iraquíes respaldadas por Teherán volvieron a su país tras la captura de la ciudad oriental de Deir Ezzor por las fuerzas kurdas apoyadas por Estados Unidos, indicaron.
Por otro lado, el personal ruso se retiró y mantiene su presencia principalmente en las bases militares estratégicas de Khmeimim y Tartous, según las mismas fuentes.
Por su parte, el presidente electo Donald Trump expresó el sábado que una retirada de Siria «podría ser lo mejor que le pase» a Rusia. Finalmente, le recordó a los demócratas: «ESTA NO ES NUESTRA LUCHA«.