De ahorristas a inversores: qué hacer en 2025 con las finanzas personales

El primer año de gestión del presidente Javier Milei será recordado, entre otras cosas, por el ordenamiento macroeconómico. También, como el año en el que el argentino medio incorporó en sus charlas de café conceptos como bonos, acciones, fondos comunes de inversión (FCI) y obligaciones negociables (ON).

El equipo del ministro de Economía Luis Caputo impulsó medidas con gran impacto en el mercado de capitales, que generó ganancias extraordinarias para quienes invirtieron en los distintos instrumentos financieros, que este año desplazaron a las opciones más tradicionales, como los ladrillos, el dólar y el plazo fijo.

El crecimiento de las billeteras virtuales con opciones de inversión hizo que consideraran esta posibilidad muchos ahorristas que hasta ahora no habían pensado dar el salto y ser inversores. Para quienes se animaron, la Bolsa dejó buenos rendimientos.

Frente a la retracción del poder adquisitivo y con menos opciones para ganarle a la inflación, los pequeños y medianos ahorristas se volcaron a la caza de nuevas alternativas de inversiones. El mercado respondió con instrumentos ya conocidos y otros innovadores, que posibilitaron incursionar en el mercado bursátil de manera controlada y gradual, con alternativas para los más conservadores y otras para los más arriesgados.

Con un dólar planchado, plazos fijos que apenas le ganaron a la inflación y un mercado inmobiliario menos atractivo para los inversores, los bonos, las acciones, los FCI y las ON ocuparon un lugar protagónico.

En la City el consenso es que el avance del inversionista minorista en el mercado bursátil es un fenómeno que llegó para quedarse; no obstante, tampoco descartan un repunte de las opciones de inversión más conservadoras, especialmente en la segunda mitad del año que viene y a principios de 2026, todo ligado a lo que suceda en las elecciones legislativas de octubre de 2025.

Si el oficialismo logra un resultado favorable, y si se mantiene el combo de inflación baja y superávit financiero, los más optimistas confían en que los excedentes podrían volcarse a inversiones productivas, dinamizando la actividad económica y el consumo.

Ahorristas con más cultura financiera

El mercado de capitales apostó fuerte este año para captar a un ahorrista desorientado frente al nuevo escenario económico, que se vio obligado a interiorizarse sobre los distintos instrumentos financieros.

“Para aquellos que supieron invertir sus ahorros, la Bolsa otorgó muy buenos rendimientos, tanto en el plano local como en el internacional”, declara Matías Daghero, presidente de Closing Bell Advisors, una consultora que asesora a clase media, pymes y municipios locales.

Para el asesor financiero, el dólar y el plazo fijo como las dos únicas opciones de ahorro “ya fue”. “Claramente, se trata de dos de las peores inversiones para protegerte de la inflación argentina”, asegura con estadísticas en la mano. Y sostiene que es hora de dejar de subestimar el conocimiento y la capacidad de aprendizaje de los inversores minoristas.

“Lo cierto –continúa Daghero– es que las inversiones tradicionales perdieron contra la inflación. Tal como viene sucediendo desde 2021 de forma consecutiva, las herramientas más utilizadas por los argentinos no pudieron ganarle a la inflación”.

Repasemos los datos. Se estima que la inflación anual va a terminar el año cerca de 115%, con el plazo fijo con un retorno cercano al 75% anual y el dólar con suba de apenas 13%. “Desde 2002, el dólar sólo le viene ganando a la inflación en seis de los 23 años (26%) y el plazo fijo no lo hizo en ninguno. Una situación similar se presentó con los inmuebles, que si bien han recuperado una pequeña parte de la profunda caída experimentada desde 2018, nuevamente perdieron contra la inflación”, agrega el titular de Closing Bell Advisors.

Del lado de los ganadores, Daghero ubica a las acciones argentinas del Merval como “la única categoría de activo que le pudo ganar a la inflación”.

Continuando con las inversiones más rentables del año que llega a su fin, el economista Aldo Michelli es contundente: las colocaciones en pesos. A la cabeza del ranking sitúa a las operaciones en Letras del Tesoro (Lecap), siguiendo muy de cerca los plazos fijos, luego los FCI y, finalmente, las inversiones en bonos y en operaciones bursátiles.

Coincide con sus colegas en que la peor inversión fueron las monedas extranjeras. “Los poseedores de divisas extranjeras, que arrancaron vendiéndolas cuando las tasas de interés llegaron hasta el 110% anual, mientras que las cotizaciones del dólar, por ejemplo, rondaban los $ 1.500, aprovecharon brutalmente las altas tasa de intereses de las colocaciones en pesos, con una cotización del dólar significativamente a la baja. Para tener una dimensión de las grandes ganancias de esta operatoria (denominada carry trade), desde octubre de 2023 hasta octubre de 2024 las ganancias con instrumentos a tasa fija acumularon un rendimiento del 155,7%, cuando la tasa anual en países desarrollados ronda entre el 4% y el 5% anual”, explica.

Para Francisco Ballester, director de Análisis Económico de la Fundación Ecosur, de la Bolsa de Comercio de Córdoba, la inversión más rentable este año fue el plazo fijo CER, que registró un retorno de 192% en pesos, equivalente a 161% en dólares al CCL. En segundo lugar, las acciones del grupo del Merval, indicador que logró máximos históricos medidos en dólares, impulsado por los destacados rendimientos de las empresas petroleras, principalmente. En tercer lugar, los bonos soberanos en dólares, que ofrecieron retornos promedio de 104%.

“Los rendimientos de 2024 tuvieron dos particularidades: la devaluación de fines de 2023 aceleró la inflación y el CER, que ajusta con rezago, capturó plenamente ese aumento durante 2024″, analiza Ballester. Y agrega: “El BCRA implementó un esquema en el que la inflación corrió por encima de la tasa de interés, y esta, a su vez, se mantuvo por encima del crawling peg del dólar oficial, lo que permitió que los plazos fijos CER superaran ampliamente a los plazos fijos a tasa fija”.

Siguiendo con los plazos fijos y su comportamiento a lo largo del año, la especialista en finanzas Nancy Villarruel hace su aporte: “Los ahorristas estaban acostumbrados a ganar hasta 110% en términos nominales, aunque se trataba de tasas negativas en términos reales, porque la inflación licuaba esa ganancia. Las medidas del Gobierno tendientes a bajar la inflación empezaron a mostrar efectividad, y el BCRA resolvió liberar la tasa de plazos fijos. Cerramos el año con plazos fijos pagando un tercio que en enero: 30% de TNA, aproximadamente”.

Las acciones se convirtieron en una opción para pequeños y medianos ahorristas que vieron que sus dólares perdían poder adquisitivo. (AP / Archivo)

El empuje de los monederos virtuales

En este contexto, Villarruel introduce un elemento que marcó este 2024: el auge de los monederos virtuales y fondos de money market, que tuvieron un crecimiento exponencial.

Volviendo a los instrumentos de capitalización victoriosos, no duda en asegurar que las “inversiones financieras tuvieron un año brillante”. Como muestra, destaca los bonos del Gobierno, que a fines de 2023 cotizaban a precio de default, alrededor de U$S 20, y hoy algunos están por encima de los U$S 70.

Las ON también tuvieron “su” año. “Ya venían siendo demandadas como forma de dolarizarse. Al estar vedado el acceso a dólares para ahorro, tanto pequeños como grandes inversores vieron en estos papeles la forma de invertir en moneda dura. El despegue fuerte se dio con el blanqueo, ya que fueron uno de los papeles elegidos para invertir esos fondos, porque se mantienen en dólares y, además, rinden una tasa”, plantea la experta.

El economista jefe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de la Argentina (Fada), David Miazzo, rescata las Lecaps, las acciones de empresas argentinas y los bonos como los instrumentos financieros con resultados positivos; estos últimos prácticamente triplicaron su valor en lo que va del año.

En sintonía con la opinión generalizada del mercado, Leticia Tolosa, vicepresidente de Petrini Valores, remarca que “históricamente los dólares perdieron poder adquisitivo, pero ese riesgo el inversor no lo percibía hasta ahora”. Coincide en que fue la peor inversión del año, mientras que destaca la buena performance que tuvieron los bonos y las acciones argentinas. “La revalorización del Merval permitió obtener buenas utilidades. No todas las acciones subieron de igual forma, pero las del sector bancario y petroleras fueron las de mejor rendimiento. También, de forma similar, los bonos soberanos, ya que al bajar el riesgo país subieron de precio, duplicando su valor en dólares”, aporta.

Saúl Musicante, de S&C Inversiones, concuerda con el análisis y lo ejemplifica con números: las acciones registraron subas superiores al 160%, seguidas por los bonos soberanos emitidos en moneda extranjera, que crecieron 140% en promedio, en ambos casos medidos en moneda local.

Perspectivas 2025

En un año electoral como el que se avecina, es crucial estar atentos a las variaciones del contexto político y económico a la hora de tomar decisiones de inversión. A partir de allí, se abren distintos escenarios en función del mucho o poco apoyo que reciba el Gobierno nacional en las urnas.

Desde la Fundación Ecosur, creen que es improbable que en 2025 se repita la dinámica de 2024, en la que el CER y las tasas en pesos superaron al dólar CCL, como ocurrió en 2024. “De darse ese escenario, la dinámica de apreciación cambiaria no sería sostenible”, refiere Ballester.

El economista plantea dos escenarios. El optimista contempla nuevas oportunidades en el mercado de capitales, a pesar de las fuertes ganancias en 2024. A modo de ejemplo, señala los bonos en dólares, que podrían beneficiarse de un posible acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y del regreso de Argentina al mercado financiero internacional; y el Merval, “aunque de manera más selectiva, dado que el índice ya se encuentra en máximos históricos en dólares”, explica.

“Un resultado electoral adverso para el Gobierno –agrega– nos colocaría en un contexto pesimista con caídas en el Merval y los bonos, mientras que el dólar les ganaría a las tasas y a la inflación”.

Michelli, por su parte, es contundente respecto a la imposibilidad de que se repita el carry trade de 2024, “porque los dólares alternativos están técnicamente atrasados y esa pérdida de valor en algún momento, indefectiblemente, se recupera”.

Michelli es uno de los que se entusiasma con la posibilidad de que los inversores se vuelquen finalmente a la actividad productiva para obtener mejores rendimientos. Sostiene que es la única vía para poder desarmar sin consecuencias “esa enorme y peligrosa burbuja financiera que es el carry trade”.

Villarruel se declara abiertamente optimista. Afirma que 2025 será el año del despegue en materia económica y pronostica un reacomodamiento de los precios de los activos financieros y del dólar. Celebra, también, el aprendizaje de los argentinos en inversiones financieras, más allá del ladrillo, el dólar y el plazo fijo.

Tolosa también confía en un 2025 con una economía en expansión y, por consiguiente, con empresas más sólidas. “Vamos hacia un escenario con tasas de interés menores, inflación más cercana a cero y tasa de devaluación convergiendo a ese valor”, define.

Qué y dónde invertir

De cara a 2025, Daghero recuerda las tres máximas: la diversificación de la cartera; el perfil de riesgo y el horizonte de tiempo como inversor; y el impacto de los distintos escenarios posibles.

El asesor plantea cuatro escenarios:

Optimista local e internacional. Los activos con mejor desempeño serían el Merval y el S&P 500. En segundo lugar, los bonos argentinos en dólares, los instrumentos a tasa fija en pesos, los bonos CER y los inmuebles. Con el peor desempeño, el dólar, el oro y las ON en dólares.

Optimista local y pesimista internacional. Similar al escenario anterior, sólo con cambios en los activos internacionales. El oro tendría un buen desempeño y el S&P 500 no.

Pesimista local y optimista internacional. Los activos a ponderar serían el S&P 500, las ON y los bonos CER. Seguidos por el dólar y los inmuebles. Por último, el Merval, los bonos argentinos en dólares, los instrumentos a tasa fija en pesos y el oro.

Pesimista local e internacional. El oro, el dólar y los bonos CER se presentan como los de mejor rendimiento. Luego, el dólar y los inmuebles. Por último, el Merval, los bonos argentinos en dólares, los instrumentos a tasa fija en pesos y el S&P 500.

Desde S&C Inversiones, por su parte, ponen en consideración de los potenciales inversionistas las ON en dólares, fundamentalmente las pertenecientes a sectores que generan divisas extranjeras, como la energía, y que rinden alrededor del 8% anual. Y, complementariamente, los FCI en dólares, que invierten en esta clase de activos.

Para carteras más agresivas, en un entorno económico proyectado para 2025 con crecimiento del PIB del 5,5%, incluyen los bonos ajustables por CER, que rinden ocho puntos por encima de la inflación y permiten proteger el capital en términos reales.

Tomás Tagle, de Empiria Consultores, en tanto, aconseja comprar bonos en dólares, que ofrecen tasas atractivas y permiten cubrirse frente a posibles subas del dólar. También destaca las acciones de empresas energéticas si se piensa en inversiones a largo plazo, ya que en el corto pueden tener volatilidad.

El desarrollo inmobiliario espera un recuperación importante de las ventas y un incremento en los precios. (Gentileza Ecipsa)

En el mercado desarrollista crece el optimismo

La inversión inmobiliaria es, históricamente, una de las preferidas de los argentinos. Además, no hay que perder de vista que la casa propia sigue siendo un potente aspiracional instalado en nuestra cultura.

Es por eso que, a pesar de que no fue un buen año para el sector, nadie se atreve a dejarlo a un lado como opción de capitalización para el próximo año.

La derogación de la Ley de Alquileres y la vuelta del crédito hipotecario imprimieron una nueva dinámica al mercado, que cierra el año con un mejor volumen de operaciones que en 2023.

No obstante, hay que hacer una salvedad. Gran parte de las transacciones se concentraron en la compraventa de unidades usadas por parte del consumidor final.

El último relevamiento de ventas de inmuebles en Córdoba, elaborado por la consultora Economic Trends para la Cámara Empresarial de Desarrollistas Urbanos de Córdoba (Ceduc), da cuenta que, durante octubre, el total de ventas (financiadas y no financiadas) fue 37,9% superior al total registrado en octubre de 2023. Pero si se toma únicamente el segmento de departamentos y casas, el resultado es negativo, con una caída de 24,8%. Al analizar los últimos tres meses relevados (agosto, septiembre y octubre), la merma en este segmento fue de 6%, con una suba generalizada del 27,9%, motivada por las mayores ventas de cocheras (53,7%) y de lotes (52,6%).

“A los desarrollistas nos toca siempre ser optimistas, por eso nos equivocamos muchas veces con nuestros pronósticos”, se sincera Martín Teicher, vicepresidente de Ceduc.

“Fue un año difícil. Durante años, nos acostumbramos a refugiarnos en el dólar, y este año el dólar dejó de ser una opción. La mayoría de las variables con las que estábamos acostumbrados a trabajar desaparecieron. El costo de la construcción aumentó muchísimo y el mercado no validó ese incremento. Se vendió, ¿pero a qué precio?”, se pregunta el presidente de Elyon Desarrollistas.

Para el empresario, el dinamismo se concentró este año básicamente en los inmuebles usados, con lo cual el mercado se enfrenta a un problema de stock, ya que prácticamente no hubo reposición. Es decir, si las variables se acomodan, van a faltar unidades.

“En un país donde siguen faltando cuatro millones de viviendas para satisfacer la demanda, siempre será un negocio desarrollar emprendimientos inmobiliarios. Necesitamos un mercado de capitales en serio, que ofrezca instrumentos que incentiven la inversión en la economía real y un esquema de financiamiento de créditos hipotecarios que posibilite a más gente acceder a la compra de una propiedad, ya sea como inversor o consumidor final. Estamos vendiendo al 2% de la población cuando podríamos hacerlo al 20%, para luego poder proyectar un mayor alcance”, sostiene. Y se entusiasma: “Si todo sigue bien en los próximos años, vamos a tener un problema de oferta más que de demanda, porque habrá más gente con poder de compra”.

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