Un Real Madrid insultantemente joven golea en la mina de la Copa

La Copa mola. Es indiscutible. Un torneo al que la reforma de las eliminatorias a partido único (la semifinal es un fallo del sistema) le sentó bien. Pero podría molar mucho más. Por ejemplo, si el partido que el Real Madrid resolvió sin apuros ante el Deportiva Minera (0-5) no se jugase en el Estadio Cartagonova y sí en el Ángel Celdrán de Llano, un campo con encanto al que se entra por una puerta ilustre. De forjado y hormigón. En campos como estos se están forjando en Primera RFEF Diego, Lorenzo Aguado y Chema, debutantes con la camiseta blanca y para los que un partido de Copa sin mayor historia quedará grabado en su biografía. También para sus rivales, que persiguieron sombras, aunque se llevaron sus camisetas. Solo el meta Fran Martínez fue mejor que su homólogo, un inerte Lunin en la eliminatoria para estar en octavos.

Sin relajación en el Real Madrid de La Fábrica

Popy, el entrenador de los ‘falsos’ locales -Cartagena o es El Llano del Beal- quiso ser fiel a su estilo. Aplicó el código legislativo como en su otro oficio, de policía. Pero a veces hay que transgredir las normas para no verse con un 0-2 antes del cuarto de hora como el que logró el Real Madrid. A los cinco minutos dio el primer golpe Valverde, uruguayo hasta la médula que no entiende de contextos. Fusiló a Fran Martínez, el meta de la Minera, quien sabía que iba a ser el mejor de los suyos. Porque el Real Madrid se tomó en serio su debut en Copa como si fuera la Supercopa que le espera esta semana.

Camavinga puso el segundo tras un fallo. Disfrutaba el Real Madrid de las rotaciones. Una selección insultantemente joven donde solo Modric desentonaba. El hermano mayor de los Aguado, Raúl Asencio, pero también de los secundarios de la plantilla como Arda Güler. El turco, después de un tortuoso inicio de la pasada temporada, se presentaba justo hace un año contra la Arandina. Hizo el tercero con un disparo desde fuera del área.

Silencio en Cartagonova, un campo demasiado grande y para el que las entradas tuvieron un precio nada popular. Hasta los 500 abonados de la Minera pagaron 70 euros para presenciar el partido de su club, presidido por José Blaya, el patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de San Pedro del Pinatar. Poco pescaron los de Segunda RFEF, más allá de un balón lejano, a la espera de que alguno de sus zorros viejos, como Ferrón o Perdomo, diese un susto. Ancelotti, o más bien Davide -porque el once titular llevó su sello- logró el equilibrio correcto entre una delantera con hambre y una zaga jovencísima (Diego Aguado, Raúl Asencio, Lorenzo Aguado y Fran García).

Endrick falla, Chema debuta y doblete de Güler

Esto último, que podría ser una rémora, multiplicó la atención. Porque el Real Madrid suele relajarse en exceso durante los partidos de sencillo alcance. No pasó. Los alineados lo fueron en todos los sentidos. Firmes y lejos de fantasmas de alcorconazos. Todo esto salvando de minutos a los titulares de cara al tercer título de la temporada, la Supercopa de España o de Arabia, según se mire. Pero ojo, porque todos los partidos son evaluables. En este había que aprobar y Endrick era el único que se justificaba la falta de minutos.

Estaba más inquieto Ancelotti que en algún partido de Liga, pasando revista a todas las piezas. Brahim se adueñó del partido con Modric. Los dos jugaban a lo suyo y el croata transformó el cuarto para lograr la ovación del Cartagonova mientras Endrick pecaba de ansiedad, pese a los numerosos intentos de sus compañeros para darle un gol. A la Minera ya ni siquiera le funcionaban las piernas. Poco tuvo que ver con el equipo eléctrico que tumbó al Alavés en la tanda de penaltis.

El duelo se convirtió en un sufrimiento que solo engrandecía a Fran Martínez, convertido en el coloso de Rodas. Ancelotti es un señor, en todas las facetas. Le regaló al público que se dejó el dinero de Reyes en el partido de Copa media hora de Mbappé y Vinicius, que espera la decisión de Competición -se reúne el martes- sobre su expulsión en Mestalla. También agasajó a Chema Andrés, mediocentro del Castilla, con su debut. Güler bajón el telón con un doblete. Un día feliz para todos, vencidos y vencedores.

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