Es común notar la presencia de lagartijas en nuestras casas, y aunque pueda generar sorpresa o interrogantes, su aparición tiene explicaciones tanto desde el punto de vista natural como cultural. Estos reptiles, lejos de ser una amenaza, suelen buscar refugio, alimento o un ambiente propicio dentro de nuestros hogares.
Desde una perspectiva ecológica, la presencia de lagartijas es un indicador de equilibrio natural. Estos animales se alimentan de insectos como mosquitos, hormigas y arañas, ayudando a controlar plagas de manera natural. Suelen ingresar a las casas en busca de estos insectos, encontrando en los hogares una fuente de alimento.
Además, las lagartijas buscan lugares cálidos y seguros, especialmente durante épocas frías, aprovechando cualquier acceso abierto como ventanas, grietas o puertas mal selladas.
Estos reptiles no representan un peligro para los humanos ni para las mascotas; son aliadas en el control de plagas y contribuyen a mantener el equilibrio del ecosistema urbano. Sin embargo, si se desea evitar su presencia dentro de la casa, se pueden tomar medidas como mantener los espacios cerrados, eliminar fuentes de insectos y sellar posibles grietas.
Las lagartijas ¿son portadoras de buena suerte?
Más allá de su rol ecológico, las lagartijas también tienen un lugar en el imaginario cultural. En muchas culturas, se cree que traen buena suerte y simbolizan regeneración o protección. Algunas tradiciones milenarias consideran a estos reptiles como “ayudantes” de los humanos, presagiando buena suerte y fortuna.
La astrología y el esoterismo también adjudican diversos significados a las lagartijas, relacionándolas con la tranquilidad del hogar y el cuidado del espacio personal y familiar. Se les asocia con la fertilidad, por su capacidad de permanecer inmóviles bajo el sol durante largas horas. En algunas culturas, se asocian con la renovación y la transformación, simbolizando la necesidad de adaptarse a nuevas circunstancias.
Es importante recordar que estas interpretaciones son subjetivas y dependen de las creencias personales de cada individuo. No existe un significado universalmente aceptado, por lo que cualquier interpretación debe considerarse en el contexto de las propias creencias culturales y personales.