Sabor a España, así son los turroneros más exitosos de Córdoba

La de turronero es una actividad tradicional de Lucena (Córdoba), junto con la de feriante. Otra característica de los vecinos de esta ciudad de la Subbética cordobesa es la de ser emprendedores. No en vano, en un municipio de algo más de 40.000 habitantes sobresalen por su variada actividad empresarial, con sectores como la madera o el frío industrial, ámbitos en los que Lucena ocupa puestos de liderazgo nacional. 

Un ejemplo de esas tres características lucentinas es Sabor a España, una empresa que, tras tener un origen en las ferias con sus quioscos de turrón, en la actualidad está presente en todo el territorio nacional, en los puntos de mayor tránsito turístico, con sus productos. Unos productos que, además, elaboran en presencia de los clientes.

La empresa actual es el resultado de la idea que tuvieron Francisco de Paula Ramírez León, que hoy se define como maestro turronero, y su hijo, Francisco Ramírez Muñoz, actual director general de la sociedad, quienes, al ver que el negocio de las ferias iba decayendo, pensaron en una fórmula novedosa de presentar su producto.

Eso ocurría en 2014 y suponía, tal y como recuerdan, un «giro estratégico a la actividad», con el que abrieron sus primeras tiendas en Lucena y Ronda. En ellas, sus vendedores, ataviados con vestuario tradicional de la tierra, muestran al viandante, además de los tradicionales turrones, otras elaboraciones como las garrapiñadas, los guirlaches y otros dulces y productos tradicionales como el pan de higo y las golosinas.

Y, además, invitan a los clientes a visitar el negocio para ver, sobre el terreno, la elaboración artesanal de los productos, en la que el aroma que desprenden mientras se preparan se convierte en un inigualable reclamo para la venta.

Una de las tiendas de ‘Sabor a España’. / ‘activos’

59 tiendas físicas

En la actualidad, Sabor a España tiene abiertas 59 tiendas físicas, un quiosco en un centro comercial y una plataforma de e-commerce que está «en continuo crecimiento». Los responsables del negocio señalan que su presencia en zonas estratégicas, especialmente en destinos turísticos, ha sido clave para consolidar su modelo de negocio y atraer a clientes tanto nacionales como internacionales. Ejemplo de estas ubicaciones son, por ejemplo, la calle del Arenal o la plaza Mayor de Madrid, la calle de Larios de Málaga, la del Cardenal Herrero (frente a la Mezquita) en Córdoba y la plaza Nueva de Granada.

En estos momentos, la empresa aspira a cerrar el ejercicio poniendo en marcha una nueva línea de quioscos y cafeterías con su marca para seguir adaptándose «a los diferentes momentos de consumo» y para «atraer a un público más amplio». En concreto, sus objetivos están puestos ahora, después de conquistar los centros urbanos y paseos de las principales ciudades de España, en los aeropuertos, supermercados y áreas de servicio.

Económicamente, si todas las previsiones se cumplen, 2025 culminará con una facturación superior a los 28,5 millones de euros. Además, esperan poder seguir con su expansión internacional, mercado en el que ya han hecho dos incursiones, una en Lisboa y otra en Gibraltar. En 2026 llegarán a Italia, como puerta de entrada al resto del territorio comunitario, y como paso previo a la expansión que ya tienen diseñada cara a 2027. Ese año tampoco descartan «explorar oportunidades en mercados de fuera del continente europeo».

Hoy la empresa tiene una plantilla de 420 empleados, cifra alejada ya de aquellos años iniciales vendiendo turrones, garrapiñadas y guirlaches por los pueblos durante cinco generaciones. En el lugar de origen, Lucena, se mantiene el centro de producción, inaugurado en 2023, una apertura, apuntan, con la que se mejoró «la eficiencia» del proceso productivo y la logística. 

La fórmula para alcanzar las cotas de éxito a las que está llegando Sabor a España la sintetizan sus responsables en cuatro pilares: la tradición, la calidad, la innovación y la cercanía. Sobre la primera de ellas, Francisco Ramírez indica que la tradición se mantiene porque se «respetan las recetas y técnicas artesanales transmitidas de generación en generación». Sobre la calidad, apunta el director general de la entidad que «se consigue haciendo una selección minuciosa de ingredientes y una elaboración cuidadosa en cada producto». Eso no impide, añade, innovar, «desarrollando nuevas propuestas para sorprender al consumidor sin perder la esencia». Todo ello unido a la cercanía que aporta «el trato humano y personalizado, tanto con clientes como con su equipo de trabajo».

Adaptarse a los tiempos

Sabor a España tiene como misión, afirma Ramírez Muñoz, «preservar y compartir los sabores tradicionales de nuestra tierra, manteniendo viva la esencia artesanal y acercándola a nuevos públicos en todo el mundo». Hasta el punto de que buscan convertirse en «un referente del retail gastronómico». Para lograrlo, sus principales herramientas son «la calidad de nuestros productos y la experiencia de compra única» que ofrecen. 

Y aseguran que desde sus inicios hasta ahora, el secreto ha estado en «saber adaptarse a los nuevos tiempos sin perder su esencia» y mantener «una firme apuesta por la calidad y la experiencia», que será, subraya Ramírez Muñoz, la clave para conseguir la expansión internacional que persiguen, y todo ello, concluye, «con el claro objetivo de llevar el auténtico sabor de nuestra tradición a cada rincón del mundo». 

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