Las patitas de pollo fritas son un clásico que nunca falla. Crujientes por fuera, tiernas por dentro y con ese sabor casero que las hace incomparables con las versiones industriales. Ideales para un almuerzo rápido, una picada o para los más chicos, en este artículo te enseñamos cómo hacer patitas de pollo caseras paso a paso. ¡Te van a encantar!
Ingredientes
(rinde 15 a 20 unidades)
500 g de pechuga de pollo sin piel
1 diente de ajo
1 huevo
2 cucharadas de pan rallado
2 cucharadas de queso rallado
Sal y pimienta a gusto
Condimentos opcionales: pimentón dulce, orégano, mostaza
Para el rebozado:
Harina c/n
2 huevos batidos
Pan rallado c/n
Para freír:
Aceite vegetal (cantidad necesaria)
Cómo hacer
1. Procesar el pollo
Cortar la pechuga en trozos y colocarla en una procesadora o licuadora junto con el ajo. Procesar hasta lograr una pasta. Si no tenés procesadora, podés picar bien chiquito el pollo con cuchillo.
2. Preparar la mezcla
En un bowl, colocar la pasta de pollo y agregar el huevo, pan rallado, queso rallado, sal, pimienta y condimentos. Mezclar bien hasta que la preparación quede firme y moldeable. Si está muy blanda, agregar un poco más de pan rallado.
3. Formar las patitas
Con las manos ligeramente húmedas, tomar porciones de masa y formar pequeñas patitas, redondas u ovaladas. También podés usar moldes de galletitas con forma de animalitos para hacerlas más divertidas.
4. Rebozar
Pasar cada patita primero por harina, luego por huevo batido y por último por pan rallado. Presionar ligeramente para que el rebozado quede bien adherido.
5. Freír
Calentar abundante aceite en una sartén o freidora. Freír las patitas hasta que estén doradas y crujientes, aproximadamente 3 a 4 minutos por lado. Retirar y escurrir sobre papel absorbente.
6. Servir
Servir calientes, acompañadas de papas fritas, puré o una ensalada fresca. También van muy bien con aderezos como kétchup, mayonesa o salsa barbacoa.
Consejos
Si querés una versión más saludable, podés cocinarlas al horno o en freidora de aire.
Se pueden congelar antes de freír: colocarlas en una bandeja, llevar al freezer, y luego guardar en bolsas. Duran hasta 3 meses.
Para más sabor, podés agregar cebolla rallada, perejil o un toque de mostaza a la mezcla.