El rugir de los motores se mezcló con el repiquetear de las botas folklóricas durante el fin de semana en Cosquín, donde el Cosquín Moto Fest celebró su segunda jornada con una postal inusual: motos, folklore y comunidad.
El sábado y domingo, la ciudad se transformó en punto de encuentro para amantes de las dos ruedas que llegaron desde distintos rincones del país. Pero esta vez no fue solo una fiesta de motores: el Escenario Atahualpa Yupanqui también fue protagonista con una propuesta que combinó la cultura biker con la tradición folklórica.
Entre exhibiciones de motos, charlas y recorridos, los asistentes tuvieron la oportunidad de aprender a bailar folklore, guiados por la Escuela Municipal de Folklore. El espectáculo del grupo Ceibo coronó la jornada con un show enérgico que hizo cantar y zapatear a más de uno.
Familias enteras, grupos de motociclistas y curiosos se reunieron en la costanera, donde no faltaron los food trucks, las ferias de emprendedores y la camaradería que define al espíritu motero. Mientras algunos aprovechaban para descansar al sol o sacar fotos junto a las motos, otros se animaban a los primeros pasos de chacarera o disfrutaban de los shows musicales.
Con clima ideal, música en vivo y un ambiente vibrante, el Cosquín Moto Fest volvió a demostrar que la tradición y la pasión por las motos pueden convivir en armonía. La organización ya anunció que la próxima edición promete aún más sorpresas.