Hugo Gatti siempre se destacó por sus excentricidades. No solo revolucionó el arco con su forma de atajar y su estilo provocador, sino que también convirtió su indumentaria en parte de su sello. Oscar Tubio, un diseñador que fue pionero en traer los estampados al país, contó cómo fueron los primeros encuentros con el ex arquero de Boca y cómo se dio aquella charla donde el Loco le pidió que le diseñara los buzos.
«Era un hermano de la vida. Lo conocí en Unión, porque concentraba en los hoteles céntricos, cerca de donde quedaba El Jardín de Oscar, y él venía siempre con Mastrángelo y Luque», arrancó Tubio en ESPN.
«Amigo empecé a ser en el ‘78, cuando diseñó la camiseta de Boca – Borussia, donde habló con Alberto J. Armando para diseñar la camiseta; en ese momento es cuando entró al marketing en el fútbol», siguió.
Tubio también se encargó, años más tarde, de diseñar los buzos de José Luis Chilavert y Germán Burgos, quienes utilizaron los reconocidos buzos de arquero con un bulldog en su frente.
Con respecto a cómo nacieron los diseños para el Loco, contó que «el primer diseño para Gatti fue en el 78. Un día me llama y me dice: ‘¿A mí cuándo me vas a vestir?’. Yo no me animaba a decirle a él: ‘¿No querés que te vista y te cambie la ropa?’. Los arqueros podían usar negro, amarillo o un gris, colores más bien determinados».
Gatti junto a Navarro Montoya, otro que usaba buzos llamativos.
Hugo Gatti y un buzo rosado durante sus épocas como arquero.
Gatti y un buzo que llevaba sus iniciales.
Tubio explicó cómo tuvo que reunirse con Julio Humberto Grondona en AFA para consultar si podía diseñarle estos buzos coloridos. «Un día me junté con Grondona en la AFA y le pedí si podía efectuar un cambio de indumentaria. Él se vestía con poleras, así que le dije: ‘Para mí sería un orgullo vestirte’, porque él me había dicho: ‘Dale, Oscar, que yo quiero que me diseñes vos'».
Finalmente, contó cómo un día se reunieron para poder ponerse de acuerdo con los diseños y la dificultad que tenía para mantener un mismo diseño por varias fechas. «Un día vino a mi local y me empezó a decir lo que le gustaba a él. Me pidió una remera fucsia que fue un éxito. Pero después me cambiaba los colores todos los domingos. Era el anti-marketing.»
El Loco Gatti y sus buzos coloridos.
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