Sumar garantiza a Sánchez estabilidad tras perder la mayoría de investidura por la fuga de Podemos y la amenaza de Junts

Sumar liga su destino al Gobierno de coalición y se presenta ante Pedro Sánchez como principal garante de su continuidad en Moncloa. La ruptura del bloque de investidura, con Podemos en una estrategia de dura oposición y las amenazas constantes de Junts, ha expuesto aún más la debilidad parlamentaria del Gobierno, que esta misma semana perdía el decreto antiapagones en el Congreso. Las dificultades con los socios convierten a Yolanda Díaz en una piedra de toque para la legislatura. La vicepresidenta mantiene su compromiso con Sánchez y, pese a los desplantes de Moncloa, descarta romper marras con el PSOE, un extremo que sí podría descarrilar los planes de Sánchez de aguantar el Gobierno.

A la sacudida por la crisis de Santos Cerdán se une la fuga de algunos de sus socios de investidura. Los durísimos ataques de Podemos, las advertencias de PNV y los castigos de Junts han exhibido la extrema fragilidad del Ejecutivo, con serias dificultades para aprobar normas salidas del Consejo de Ministros y que esta misma semana tuvo que posponer dos importantes propuestas, la ley para la eficiencia de la Justicia, conocida como ‘ley Bolaños’, y la reducción de la jornada laboral a 27,5 horas, medida estrella de Yolanda Díaz.

En los últimos meses el partido de Irene Montero busca crecer a costa de desgastar al Gobierno, y admiten abiertamente estar en la «oposición». El debate sobre el aumento del gasto militar llevó a Podemos a abanderar el discurso anti belicista y a oponerse frontalmente al Ejecutivo, pero también a fuerzas que podían ser potencialmente aliadas en las próximas elecciones, como IU, con una afrenta que sigue abierta a día de hoy. Tras la crisis de Cerdán, Podemos se situó como única alternativa al bipartidismo, equiparando a PP, PSOE y los partidos de Gobierno, incluyendo ahí a Sumar. A día de hoy, no tienen intención alguna de salvar al Gobierno, y advierten que no dudarán en dejar caer sus iniciativas.

La relación con Junts tampoco es sencilla, y las negociaciones para obtener sus votos se mueven en otras coordenadas. Después de negociar el decreto antiapagones esta semana e incluir una subvención para el sector porcino de Cataluña, terminaron votando en contra. Un rechazo que algunos vinculan al revés con la oficialidad del catalán en la Unión Europea y al aplazamiento del TC para estudiar el recurso de Carles Puigdemont sobre la amnistía.

La crisis por Santos Cerdán también ha tensionado la relación con PNV, uno de los socios más fiables del Gobierno, que ha dado avisos a Sánchez reclamando una cuestión de confianza, un cambio de liderazgo o la convocatoria de elecciones. Una advertencia con la que los jeltzales trataron de marcar distancias con el caso de corrupción.

«No hay plan B»

En este contexto adquiere especial relevancia el compromiso de Díaz de mantenerse en el Gobierno, pese a las fuertes tensiones vividas por la crisis de corrupción. El ala minoritaria de la coalición justificó su presencia en el Consejo de Ministros pese al escándalo de dos exnúmero dos del PSOE presentándose como el elemento regenerador y el «motor» del Gobierno. Una tesis a la que se han agarrado después de que Sánchez compareciera en el Congreso y anunciara un paquete de medidas anti corrupción que Sumar se atribuyó.

Pero lo cierto es que este aval a los socialistas llegó también obligado por las circunstancias. En las filas de Yolanda Díaz son conscientes del auge de Vox en las encuestas y asumen, al igual que hizo el propio presidente de Gobierno, que hay altas probabilidades de que una convocatoria electoral llevaría a Alberto Núñez Feijóo a La Moncloa. A esto se suma la complicada situación a la izquierda del PSOE y a la necesidad de que vaya unida a unas próximas generales.

«No hay plan B», sostienen en Sumar, donde exhiben su convicción de mantenerse en el Gobierno. Romper implicaría arriesgarse a unos comicios que a día de hoy no les dejarían en buen lugar, penalizados en las urnas por la guerra abierta con Podemos y la fractura en la izquierda. En este contexto, permanecer en el Gobierno es lo que mantiene unida la amalgama de Sumar, una coalición parlamentaria donde conviven distintos partidos de izquierda: IU, Más Madrid, los Comuns o Compromís.

Sin ese pegamento, nada garantiza a Díaz seguir manteniendo el liderazgo del espacio. Un liderazgo que ya cuestionan en privado socios como IU. Aunque Díaz no ha manifestado sus planes futuros, tampoco hay en estos momentos una alternativa clara. Más Madrid e IU miran a Pablo Bustinduy como su sucesor para liderar una candidatura de izquierdas, pero lo cierto es el que el ministro de Derechos Sociales se resiste a asumir ese papel.

Dificultades en el Gobierno

Admiten también que esta posición les resta fuerza a la hora de negociar con el PSOE, al no tener margen para la represalia, más allá del reproche público. Desde que comenzó la legislatura hace dos años, se quejan de los constantes incumplimientos del acuerdo de coalición, aunque en todo momento han evitado cualquier amago que apuntar a la ruptura. El último choque fue esta misma semana, cuando Moncloa hizo oídos sordos al órdago de Yolanda Díaz, que había anunciado desde el Consejo de Ministros que aprobarían este mes de julio los permisos parentales retribuidos.

En estos momentos, Sumar negocia con el Ministerio de Hacienda para intentar alcanzar un acuerdo que permita su aprobación el próximo martes, en la última reunión de Gobierno antes del parón veraniego. Este mismo sábado denunciaron la falta de avances y defendieron que la medida era «condición indispensable para asentar la viabilidad de la legislatura». Una fórmula muy cuidada que, detallan fuentes de Sumar, en ningún paso abre la puerta a la ruptura.

Desde su llegada al Gobierno, Sumar ha enfrentado serias dificultades para capitalizar su papel en el Consejo de Ministros, donde han quedado en un segundo plano. Las negociaciones presupuestarias eran la ocasión de oro para lograr visibilidad, hacer valer su presencia y arrancar al PSOE medidas con su sello. Pero en los dos últimos ejercicios, Moncloa ha renunciado, de manera «unilateral», a presentar un proyecto de Presupuestos, restando a Sumar protagonismo en el Gobierno y minimizando su papel. Tampoco la ley estrella de Yolanda Díaz, la reducción de jornada laboral, o los permisos parentales, han salido de momento adelante.

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