Archivo – El presidente francés, Emmanuel Macron / Europa Press/Contacto/Bernd Elmenthaler – Archivo
Titula una información este miércoles la agencia de noticias Servimedia así: ‘España se mantiene como el pulmón económico de Europa y la renta de los hogares crece más de 10 puntos en dos años’. El caso es que pese a las buenas noticias impera el pesimismo en buena parte de la opinión pública española. Quizá porque los indicadores macroeconómicos no se traducen al gusto de cada ciudadano en su bolsillo. La elevada inflación aupó al presidente de EEUU, Donald Trump, al poder y las percepciones personales en ocasiones son ciegas a los riesgos potenciales. El caso es que España no es una isla económica y lo que pase en el resto de Europa y el mundo afecta de manera importante.
Uno de los datos preocupantes es la situación francesa. Mientras algunos analistas apoyan su pesimismo en la elevada deuda pública del país tras los años de Macron, para otros la cuestión determinante es la falta de confianza. Sin presupuestos ni proyecto político, las incertidumbres se disparan. Mientras la Teoría Monetaria Moderna minimiza la importancia del crecimiento de la deuda, otros siguen insistiendo en que ese es el factor que estallará en la economía europea sin remedio. Quizá ni unos ni otros tengan razón al 100%. Para los economistas fieles a la TMM, deberían ser los propios franceses, y los europeos también, los que compren la deuda pública francesa sin dudar a cambio de una rentabilidad justa. A cambio, el Estado francés debe aprovechar los recursos públicos y los impuestos recaudados para afrontar políticas económicas correctas y rentables para el país. Confianza y política económica están unidos y son clave para el futuro económico de Europa. Las recetas basadas en ajustes a la griega son germen de males mayores.
La optimización del gasto es determinante. De lo que pase en Francia y Alemania dependerá la evolución de España, actualmente beneficiada por los ingresos del turismo y la creciente internacionalización. Mientras la coyuntura internacional presiona para que Europa gane puestos en la irrelevancia geoestratégica, toca a los ciudadanos europeos ser conscientes de lo que tienen y apoyar a los que se oponen abiertamente a autarquismos amenazantes y populismos enfermos.
El informe de Coface al que hace referencia Servimedia apunta que Europa «no sólo se ve obligada a revisar su política de defensa, sino también su autonomía energética, financiera y de innovación». «Será importante, a este respecto, que la UE refuerce sus lazos con regiones como África o América Latina, que aún apuestan por seguir integradas en la globalización». Buen planteamiento.